¿Qué tiene en común Matthew McConaughey con... Franco?
Política y cine
El dictador era un gran aficionado al cine, delante y detrás de las cámaras, e incluso participó como figurante en una película en los años 20
Considerado uno de los mejores actores de su generación, Matthew McConaughey no es una estrella de Hollywood al uso. Casado desde 2012 con Camila Alves, la estrella es padre de tres hijos y junto a ellos lleva una discreta vida alejada de los fotógrafos. No es el primero, pero sí ha sorprendido su intención de hacer carrera política. Antes ya lo hicieron Ronald Reagan, Arnold Scharzenegger y Donald Trump. McConaughey aún tiene tiempo de pensárselo, pues las elecciones no se celebrarán hasta el 8 de noviembre de 2022. En todo caso, una encuesta de la Universidad de Texas revela que si McConaughey se presentara al cargo de gobernador en este estado, un 45% de los votos irían para él, frente al 33% que cosecharía Greg Abbott, que busca la reelección, mientras que un 22% votaría por otro candidato. Este dato puede ser el último empujón que necesita el intérprete para presentarse después de expresar su deseo de hacerlo en marzo pasado. Pero, y aunque se haga político, ¿qué tiene que ver McConaughey con Francisco Franco?
El dictador era un gran aficionado al cine, e incluso montó una sala de proyecciones en el Palacio de El Pardo, donde organizaba sesiones de tarde. Ciclos de películas americanas, europeas y españolas que el régimen censuraba.
La mayoría de dictadores del siglo XX sintió fascinación por el cine. Era el entretenimiento de moda en la época de entreguerras y pronto entendieron que también era una poderosa herramienta de propaganda. Pero para Franco fue una obsesión. Como cineasta amateur y como cinéfilo. En los años 20 ya participó -como figurante, claro- en la película La malcasada y, siendo teniente coronel, filmó una acción bélica en Marruecos.
Entre 1946 y 1975 el dictador vio cerca de 2.000 películas en El Pardo. Mandó reformar la antigua sala de teatro para convertirla en un salón de proyecciones, donde organizaba sesiones con un círculo de máxima confianza, entre ellos Carrero Blanco, su hija, el marqués de Villaverde y sus nietos. El plan, que comenzaba a las cinco de la tarde, era el siguiente: primero el visionado de un documental, habitualmente el NODO (Noticiarios y Documentales del régimen), después una merienda en la que se servía un refrigerio y finalmente la película seleccionada.
En su intimidad pudo disfrutar de películas que después su propio régimen censuró. Por ejemplo, Viridiana, la película con la que Buñuel ganó la Palma de Oro en Cannes, el único director español que lo ha conseguido. La proyección fue después de que el periódico de El Vaticano, L'Osservatore Romano, publicase una reseña de la película tachándola de anticristiana. "Mientras que el resto de españoles tuvimos que esperar a 1977, Franco la vio y mandó quemar todas las copias de la película y se anuló su españolidad, quedó apátrida y a nivel documental no existía el filme. Las copias en el extranjero sí se conservaron y se pudieron exhibir", explica Magín Crusells, coautor junto a José María Caparrós del libro Las películas que vio Franco (y que no todos pudieron disfrutar). Gracias a esas copias que quedaron intactas en países democráticos, hoy podemos disfrutar de esta cinta de Buñuel.
El dictador también hizo sus pinitos como cineasta. Escribió el argumento de Raza -el primer borrador se lo corrigió el padre de Aznar-, bajo el seudónimo de Jaime de Andrade. Una película que posteriormente dirigió José Luis Saínz de Heredia.
Pero, además de ser elprotagonista muchas veces del NODO, también estuvo a veces detrás de las cámaras con unas filmaciones amateur que hacía, por ejemplo en el Pazo de Meirás, y que luego llegó a montar y sonorizar él mismo. Estas grabaciones pudieron verse en una ocasión en un programa del corazón en televisión pero después desaparecieron. Sus hijos y nietos nunca han revelado si alguno de ellos las conserva.
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