Mamá también quiere ser artista

Ser como la madre de la Pantoja es sinónimo de ser sobreprotectora, no separarse nunca de un hijo o una hija y marcar su carrera para siempre. Ana Martín Villagas, fallecida el último miércoles, se convirtió sin querer en un icono de abnegación familiar. La matriarca de los Pantoja siempre estuvo en un segundo plano, pero siempre pendiente de su hija. Era una época en la que había que salvaguardar el honor de las mujeres, su virginidad incluso, y el mundo del espectáculo no casaba demasiado bien con la decencia.

Afortunadamente el concepto de ‘ser como la padre de la Pantoja’ ha evolucionado, pero siguen existiendo madres de artistas que, sin querer o queriendo, siguen sus pasos marcando las trayectorias y las vidas de sus hijas e hijos. Desde Marujita Díaz, Concha Velasco, Lola Flores y Rocío Jurado, ahora son las madres de Yurena (la excéntrica Margarita Seisdedos), de María y Paco León (Carmina Barrios) e incluso de la veterana Alaska (América Jova) las que beben de la fama transmitida a ellas por sus hijos.

Ahora las madres a lo máximo que se atreven es a acompañar a sus hijas a eventos, a posar con ellas en las revistas. Era el caso, por ejemplo, de la madre de Ana Obregón, su fiel escudera hasta que falleció el pasado mes de mayo a los 95 años. Ana María Obregón se llamaba como su hija, vestía tan elegante como ella y se conservaba estupenda como su hija. De ahí que no tuviera problema a la hora de presumir de dejarse fotografiar por los paparazzi, que la perseguían casi tanto como a la bióloga.

Doña Purificación Aguilera, la madre de Norma Duval, que también ha fallecido este año, se hizo famosa a fuerza de posar junto a su hija en sus exclusivas para las revistas. Una vez le confesó a Concha Velasco en una entrevista que sufría mucho cuando algún programa o publicación criticaba a su hija o especulaban sobre su vida sentimental, fundamentalmente tras su separación de Marc Ostarcevic el año 2001, con el que Duval compartió dos décadas de su vida y tuvo tres hijos.

Pero si alguien ha encarnado en los últimos años el espíritu de defensa a ultranza de su vástago esa es Margarita Seisdedos, madre de Yurena (antes conocida como Tamara). La leyenda decía que llevaba un ladrillo en el bolsillo para arrearle a aquel que osara a pasarse de la raya con su niña, ya bastante crecidita por cierto. Programas como Crónicas marcianas la elevaron a icono friki de principios de siglo y cuando murió hace dos años hasta los periódicos de tirada nacional se hicieron eco de la noticia.

América Jova también conquistó la popularidad casi por casualidad. La madre cubana de Olvido Gara, más conocida como Alaska, apareció por primera vez en televisión en 1987, en el programa La tarde. América confesó que había sufrido mucho pensando cuando su hija adolescente que su ex marido, al reconocerla, pudiera querer arrebatarle su custodia. Después le tomó gusto y de vez en cuando aparecía en alguna revista o en el programa de Pepe Navarro. Tras su éxito en el reality de Alaska, llegó a publicar un libro.

Pedro Almodóvar, sin ir más lejos, elevó a la categoría de musa a su madre, Francisca Caballero, quien apareció en varias de las películas del director manchego antes de fallecer en 1999. No es la única madre que se ha convertido en actriz. Carmina Barrios, la progenitora de María y Paco León, dio el salto al cine en la ópera prima de su hijo. Desde entonces ha hecho cine, televisión, publicidad y ahora concursa en MasterChef Celebrity. La última mamá que se ha puesto ante los focos por obra y gracia de su hijo ha sido Julita Salmerón, madre de Gustavo Salmerón.

En Andalucía, además de a Carmina, tenemos el ejemplo de Carmen Bazán, la madre de Jesulín de Ubrique.