Lucía Bosé, 'mamma' y 'nonna'
La actriz italiana que nunca presumió de diva abandonó su prometedora carrera por formar una familia.
"No creo en que las personas se vayan del todo. El físico desaparece, dejando un saco de mierda, pero el alma permanece". Lucía Bosé, la madre de Miguel Bosé, fue una persona carismática hasta su muerte a los 89 años de edad. Actriz, artista y familiar; la mamma italiana de España no sabía cocinar, como demostró en su última intervención televisiva, en Ven a cenar gourmet edition, de Cuatro. Ni falta que le hacía. Derrochaba vivencias y sabiduría, lo que la hacía ser inusualmente sincera en sus últimas entrevistas. Pero antepuso ser la matriarca de un clan de artistas a su personalidad arrolladora. Su gran amor, Luis Miguel Dominguín – "el torero" como ella le llamaba–, fue también su gran desgracia. Sus tres hijos (Lucía, Paola y Miguel), sus nietos y bisnietos compartían tras su fallecimiento una frase en sus redes: "la mariposa azul voló".
Desde su salto a la escena mediática como ganadora del concurso Miss Italia en 1947, supo vivir su vida y disfrutarla con pasión hasta el final de sus días, siempre enérgica, sincera y decidida a decir lo que pensaba, dueña de una belleza serena, lejos de la exuberancia de estrellas del cine italiano como Sofía Loren o Gina Lollobrigida.
Bosé, como ella misma recordó en muchas entrevistas, trabajaba con 16 años como dependienta en la pastelería Galli de Milán, cuando un día entró en el establecimiento Luchiano Visconti y le pidió una caja de castañas confitadas. Mientras ella la preparaba, él descubrió el talento interpretativo de la diva,quedó prendado de ella y la convirtió en su musa.
Dueña de un rostro armonioso y un perfil griego, Lucía nunca presumió de belleza, ni era una admiradora entregada a la moda, tampoco en su juventud, aunque siempre cedía a alguna coquetería. Desde el principio, estuvo muy ligada a España tanto en el aspecto laboral como el sentimental, ya que en el año 1955 contrajo matrimonio con Dominguín y cambió su Italia en plena vorágine cinematográfica por una España en plena dictadura franquista.
Precisamente de ese mismo año hizo también uno de sus trabajos más importantes, la película Muerte de un ciclista, rodada a las órdenes de Juan Antonio Bardem. Si algo le sorprendió al llegar a nuestro país en aquella época fue lo limitada que estaba la "libertad de la mujer",lo que le causó "una impresión muy negativa, por ejemplo, las mujeres casi no podían usar pantalón", confesó en alguna entrevista. Tras casarse, Bosé se entregó a su familia y no retomó su carrera de actriz hasta divorciarse, a finales de los 60.
El salto de esa sobriedad a un estilo mucho más personal y llamativo llegó en el año 1997 –un año después de la muerte de Dominguín–, momento en el que su nieta Bimba Bosé le tiñó el pelo de azul, tras muchos cambios y pruebas. Un color que ha llevado hasta el final de sus días y que supuso un cambio significativo, no sólo en su estilo sino también en su personalidad.
En el año 2000, Lucía Bosé, quien residíadesde hace décadas en Brieva, vio cumplido su sueño de abrir las puertas del Museo de los Ángeles en el municipio de Turégano, en Segovia. Poco tiempo después tuvo que cerrar porque no era rentable. Ella decía que no se había comprendido la "idea" de este centro cultural.
En los últimos años visitó varios programas de televisión para hablar fundamentalmente de su hijo Miguel, o de turbios asuntos legales, como la denuncia de la familia de una antigua asistente, quien la acusaba de apropiarse de un Picasso suyo. Precisamente Miguel fue el que comunicó en las redes la noticia de su pérdida: "Queridos amig@s... os comunico que mi madre Lucía Bosé acaba de fallecer. Ya está en el mejor de los sitios". Con sus ángeles.
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