Kirk Douglas: muchas mujeres y dos amores
Fallecido a los 103 años y con fama de galán, sentó la cabeza con su segunda esposa, Anne Buydens, con la que llevaba más de 60 años.
"Estoy enamorado de mi esposa, los sesenta años que han pasado desde que la conocí no han hecho mella en nuestro amor". Kirk Douglas le hacía frente a los agoreros que no creían en su noviazgo eterno y a aquellos que esgrimían que en Hollywood es inviable seguir enamorado y apasionado de una misma persona mucho tiempo. Una falacia, según Kirk, quien murió el miércoles a sus 103 años. Desde aquel día de 1953 en el que conoció a su segunda esposa, Anne Buydens, su vida cambió. Rompiendo con todos los vaticinios en un universo de relaciones intermitentes, ambos se sedujeron y se amaron como el primer día. Mostraron al mundo que el amor y la sensualidad son posibles en ese período de la vida que algunos denominan, con sutileza, cuarta edad y que, en el caso del mítico actor y su bella mujer, se alejaba de cualquier leyenda arcaica.
Murió a los 103 años. Una cifra que parece inalcanzable y que solo puede llegar gracias al amor. Fueron años de felicidades, golpes, enamoramientos fugaces y amores de esos que escriben páginas memorables. Un siglo y tres años de un galán que también fue un actor de esos capaces de sacar provecho a los papeles más denostados. No se quedó en la superficie, él fue por más. Así en el cine, como en la vida. Perenne galán de porte varonil, sabía hacer uso de sus estrategias seductoras, lo que le permitió tener a la mujer que quiso, pero que también le ocasionó algún dolor de cabeza con sus esposas. Hubo épocas en las que la fidelidad no fue su fuerte. Luego aprendió los sinsabores que, a veces, conllevan ciertas libertades.
Casi adolescente, su debut sexual fue con una de sus profesoras, según él mismo confesó. Pero sus críticos más acérrimos, ¿qué estrella no los tiene?, decían que hay mucho de fábula en las historias que él contaba con lujo de detalles una y otra vez.
En 1943, terminaba de cumplir con sus compromisos militares. Llegó a alférez. Ya de vuelta a la vida civil, en casa de una amiga, el apuesto galán del hoyuelo en el mentón ojeaba una revista Life en la que una hermosa Diana Dill (Diana Douglas en el argot de la industria) posaba para un reportaje. Kirk quedó impactado con la belleza de la modelo y actriz, a quien recordaba de la American Academy of Dramatic Arts. Esa misma tarde le juró a su amiga que conquistaría a Diana. Y así fue. El 2 de noviembre de 1943, Kirk y Diana se casaron, dando inicio a un matrimonio de siete años. Siete veranos turbulentos, pero que también permitieron el nacimiento de sus hijos, Michael, famoso y talentoso como su padre, y Joel.
El sexo, como ocurrió luego con Michael, fue un aspecto sustancial en la vida de Kirk. Disfrutaba de los encuentros entre sábanas desde muy joven. Se sabía bello y apelaba a sus encantos para seducir. Pero también lo hacía con su simpatía y hasta con una saludable cuota de rebeldía. Su ex mujer Diana, a quien Michael Douglas unió con Kirk en el film Herencia de familia, falleció en 2015 víctima de cáncer y después de tres matrimonios. Michael soñó siempre con ese encuentro de sus padres frente a las cámaras, y lo logró. Quizás fue el mejor epílogo para una vida marcada por las desavenencias. Diana sufrió mucho en su matrimonio con el actor. Era víctima de los rumores que llegaban a sus oídos, cuentos que la enfurecían y que terminaban siempre con recriminaciones a él y peleas acaloradas.
Marlene Dietrich, Rita Hayworth, Joan Crawford, Mia Farrow, Faye Dunaway, Lana Turner, Lauren Bacall y siguen las firmas de las divas con las que habría compartido el lecho. Pero su lista de amantes fue aún más nutrida cuando se incluye a las mujeres anónimas. Se dice que en cierta ocasión le confesó a su terapeuta cierta disfunción sexual. Pero cuando le aclaró al especialista que había tenido sexo las últimas 29 noches con mujeres diferentes, el psicólogo le recomendó reposo.
Con Anne Buydens la historia fue muy distinta. De origen belga, conoció al segundo y definitivo amor de su vida mientras ella ejercía de traductora en Europa en la presentación de la película Acto de amor, que Kirk protagonizó. Fama de mujeriego mediante, ella dudaba de sus verdaderas intenciones. Tres años después del flechazo inicial, se casaron en un casino de Las Vegas y formaron una feliz familia. Fruto de ese matrimonio nacieron Peter y Eric. Incluso el actor atribuía su longevidad a haber encontrado en su camino a su alma gemela. Pero no todo fue color de rosa. En 1991, el actor sobrevivió a un accidente de helicóptero en el que murieron dos personas. P ero el verdadero golpe, el más duro, sucedió con la muerte de Eric, el hijo menor de la pareja. Anne respaldó a su marido siempre y fue el pilar que él necesitó para no sucumbir ante las banalidades de la fama y las tentaciones de los placeres fugaces. El caballero y la damisela. La gran estrella de Hollywood y la mujer que le acompañó.
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