Iñaki Urdangarín: de marido ideal a oveja negra
El ex jugador de balonmano lo tenía todo para hacer carrera en el deporte, pero su faceta empresarial acabó cegándole.
Iñaki Urdangarin ha pasado en unos años de príncipe azul a rana. Cuando se casó con la infanta Cristina, el 4 de octubre de 1997, madres e hijas suspiraban por su porte real, su altura, sus ojos azules. La hija del Rey Juan Carlos y Doña Sofía estaba enamoradísima de él, y es evidente que fue una boda por amor. Pero antes de alcanzar sus bodas de plata, el cuento de hadas de la pareja se ha convertido en culebrón, con drama, condena a prisión y traición incluidos.
Urdangarin era el yerno preferido de Don Juan Carlos; el más simpático, cercano y afable, comparado con Jaime de Maricharlar, mucho más retraído y taciturno. Lo tenía todo para triunfar en la Familia Real, pero su ambición se llevó por delante su brillante futuro.
Procedía, además, de una muy buena familia. Su padre, Juan María Urdangarin Berriochoa, era ingeniero industrial de formación, militante de base del PNV y banquero que llegó a presidir la Caja Vital de Álava de 1996 hasta su jubilación en 2000.
De profunda fe religiosa, se casó en 1958 con Claire Liebaert Courtain, una aristócrata de origen belga, elegante y muy conocida en el País Vasco, con la que tuvo siete hijos, cuatro mujeres y dos hombres: Ana, Clara, Cristina, Mikel, Laura, el propio Iñaki y Lucía.
La mayor de las hermanas del ex duque de Palma está casada y tiene cinco hijos. Clara, la segunda, es profesora de Educación Física en la Universidad del País Vasco, mientras que Cristina es doctora –como su marido– y es la única que vive fuera de España, en Estados Unidos. La hermana pequeña de Iñaki es secretaria de dirección, aunque con el que tiene más contacto es con su único hermano varón, Mikel, con director del Estadio de la Caja Vital, profesor de Educación Física en la Universidad del País Vasco, además de ser miembro del Center for Sport Business Management del IESE y de la European Association for Sport Management.
Urdangarin se convirtió a los 18 años en jugador profesional de balonmano en el F.C. Barcelona, en el que jugó catorce temporadas (entre 1986 y 2000), pero desde el colegio ya practicaba este deporte. Aunque nació en Zumárraga (Gipuzkoa), vivió la mayoría de su infancia en Barcelona –hasta los 16 años– y dos años en Vitoria para después regresar a la Ciudad Condal.
A lo largo de su carrera deportiva, Urdangarin logró más de medio centenar de títulos, muchos de ellos con la Selección nacional de balonmano, de la que fue capitán desde 1998. Participó en tres juegos olímpicos, en las que ganó dos medallas de bronce (en los de Atlanta, 1996, y en los de Sidney, 2000). Diplomado en Ciencias Empresariales y licenciado en Dirección y Administración de Empresas, máster en Formación e Intervención de Empresas y máster in Business Administration de Esade.
Llegó a ser vicepresidente en el Comité Olímpico Español. Ese trabajo, sin la actividad empresarial, era el camino que deseaba Zarzuela para el marido de la infanta Cristina. Pero el ex duque de Palma no pensaba así.
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