La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
Harry Styles es sinónimo de moda y rock. Desde que comenzó su carrera como solista, el ex miembro de One Direction se ha distinguido por un estilo único y muy diferente a su imagen juvenil y rebelde que mostraba cuando cantaba en la banda de pop. El cantante de Fine Line ha demostrado su debilidad por los trajes llamativos y las prendas de marcas de lujo, como Gucci.
Con el paso de los años, la madurez de Harry Styles lo ayudó a encontrar su propio estilo a la hora de vestir. Pasó de los pantalones ajustados, las bandanas, el cabello largo y rizado... a usar anillos, pintarse las uñas y llevar conjuntos perfectamente combinados, o a presumir de su gusto por las prendas vintage. Como cualquier estrella de rock, lo suyo es no pasar desapercibido. Durante sus giras, el escenario de sus conciertos se han convertido en su propia pasarela, actuando con trajes hechos a la medida, algunos llamativos y otros auténticas obras de arte.
La semana pasada, por si fuera poco, se convirtió en el primer hombre en ocupar la portada de la edición norteamericana de la revista Vogue. No es el primer hombre que Vogue lleva en portada, pero sí el primero que aparece completamente solo. Antes que él, aparecieron Richard Gere, George Clooney, Ben Affleck y Justin Bieber, entre otros, pero acompañados de sus parejas Cindy Crawford, Gisele Bündchen, Penélope Cruz y Hailey Bieber.
En la excéntrica sesión de Vogue luce un vestido de volantes de Alessandro Michele -diseñador de Gucci y el creador de su look en la cubierta de su último disco, Fine Line-, abrigos de cortes imposibles de Maison Martin Margiela y otros más clásicos de Martine Rose. También posa en el reportaje con una falda escocesa de Comme des Garçons Homme Plus y hasta con un impresionant conjunto victoriano con miriñaque y crinolina obra de Harris Reed.
El compositor británico, de 26 años, conoce bien de cerca el mundo de la moda. Desde hace siete años su estilista es Harry Lambert, artífice de lanzar su carrera como modelo e icono de la moda. Lejos de ser la primera vez que posa de esta guisa, suele acudir a eventos, presentaciones e incluso conciertos ataviado con prendas que, en la actualidad, están directamente vinculadas al género femenino. Ahora bien, ¿son reales esas etiquetas?, ¿está intentando redefinir el concepto de masculinidad?
El intérprete de Watermelon Sugar es el claro ejemplo de que las prendas no poseen género, y lleva años demostrando que la opinión pública no interfiere en su manera de vestir. Cabe recordar aquella vez que apareció luciendo un traje de ballet rosa. O la multitud de ocasiones en las que ha mostrado una perfecta manicura. Detalles que un sector de la opinión pública siguen sin entender y que, aprovechando su reaparición en Vogue, han hecho alarde de todo tipo de críticas hacia su persona.
Tras la metrosexualidad llega la feminización del armario masculino, y las prendas que antes se reservaban para las mujeres las pueden llevar ahora también los hombres, atados durante años al sombrío traje oscuro. Styles celebrar al hombre que es libre de autoafirmarse, ajeno a las restricciones sociales y a los estereotipos. Y dice adiós al macho, tal y como lo conocíamos hasta ahora.
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