Gómez-Acebo bohemio y borbón

Siempre se ha dicho que el arte se lleva en la sangre y en ocasiones es cierto, o por lo menos en el caso de Juan Gómez-Acebo, Vizconde de la Torre, que heredó el lienzo y el pincel de su padre Luis Gómez-Acebo o Duque de Badajoz, un afionado al arte y al que la ciudad de Madrid debe la apertura del museo Nacional Thyssen-Bornemisza. 

Hijo de la infanta Pilar y primo del rey Felipe VI era el segundo de sus cinco hermanos, Simoneta, Bruno, Beltrán y Fernando. Desde pequeño desarrolló una fuerte obsesión por el arte, obsesión que maduró junto a él, hasta tal punto que decidió tomarla como disciplina profesional. Para ello abandonó su vida en España para dirigirse a Estados Unidos, país en el que decidió estudiar Bellas Artes y nación que lo recogió durante la mayor parte de su vida. 

Y fue durante esta época universitaria cuando conoció a Winston Holmes, su gran y único amor, con el que se casó en 2014 y tuvo a su único hijo, Nicolás, de 11 años en la actualidad. Aunque este matrimonio no dió sus frutos y en 2018 decidieron separarse. 

Aunque su destino le jugó una mala pasada a principios de marzo de este año, cuando recibió la triste noticia de que su hermano Fernando había sido traladado al hospital y que su situación era bastante delicada. Para tratar de despedirse de su hermano abandonó los Estados Unidos para volver a Madrid, aunque la distancia entre ambos hizo imposible la despedida entre los hermanos, ya que Fernando Gómez-Acebo falleció a causa de una insuficiencia respiratoria antes de que consiguiera aterrizar en territorio español. 

Durante su estancia en España, Gómez-Acebo comenzó a encontrarse mal, por lo que decidió ir al médico a realizarse algunas pruebas. Pruebas que arrojaron la peor de las noticias, padecía un agresivo cáncer, que poco remedio tenía, ya que las células cancerígenas se habían extendido ya por la mayor parte de su cuerpo y había desarrollado metástasis en varios órganos vitales. Este varapalo para Gómez-Acebo lo hizo replantearse su situación, tomando la decisión de quedarse residiendo en la ciudad Madrid, lugar al que se trasladaron su exmujer y su primogénito, que estuvieron a su lado hasta su último aliento. 

El pasado lunes 12 de agosto, el que fuera primo del rey Felipe VI y el borbón menos mediático y bohemio falleció en Palma de Mallorca, ciudad a la que se había trasladado, para vivir en ella sus últimos momentos de felicidad y el recuerdo de los primeros, ya que dicha ciudad fue la que le vio crecer durante su infancia, en la que en compañía de sus cinco hermanos y sus padres pasaba los veranos. 

Un discípulo de Picaso y Dalí que dedicó su vida al arte fuera de la esfera mediática. Descanse en paz.