La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Cuídate
Cubrir las vacaciones de los compañeros desempeñando más trabajo del habitual, pasar los meses de descanso cuidando de los niños o el nuevo proyecto que ya asoma de cara el próximo mes. Son muchas las situaciones que pueden producir estrés, incluso en los meses en los que se supone que todo está más tranquilo. Los alimentos que se incorporan a la dieta durante nuestro día a día pueden convertirse en grandes aliados para acabar con esta situación. Una buena alimentación basada en sustancias relajantes, así como la práctica de deporte de manera regular reduce drásticamente los sentimientos de agobio y de ansiedad.
En todos los casos si considera que sufre de estrés desmesurado, por encima de los niveles normales, lo más recomendable es consultar a un profesional. Entre los síntomas más destacados de una situación psicológica de este nivel, se encuentran el insomnio, la intranquilidad, la irascibilidad, las migrañas continuadas o, en casos más extremos, los temidos ataques de ansiedad.
En todo caso llevar una dieta equilibrada reduce en la gran mayoría de los casos estos síntomas de corte psicológico. Una parte de la ansiedad que se experimenta puede ser debida al consumo de distintos estimulantes y a deficiencias en vitaminas o determinados minerales. Este es el caso del magnesio. Este mineral interviene en la transmisión del impulso nervioso y las contracciones del tejido muscular. La falta de él está directamente relacionada con la aparición de episodios de ansiedad y preocupación.
En la actualidad gran parte de los alimentos precocinados que se comercializan contienen un gran número de aditivos. Estas sustancias son potencialmente negativas y aún no se conoce a ciencia cierta cuáles son sus efectos en el organismo. Estos elementos irritan el sistema nervioso e impiden que funcione de manera normal.
El café y otras sustancias estimulantes están relacionados con sensaciones de estrés. Estas sustancias estimulan el sistema nervioso y activan al organismo de manera que causan insomnio o nerviosismo. Del mismo modo, las grasas, la bollería industrial y los productos de charcutería son enemigos directos de la tranquilidad. Esto es debido a que son un fuerte condicionante para el aumento del colesterol malo o LDL, lo que acumula placas en las arterias y venas y provoca enfermedades que afectan a las arterias coronarias. Esto se traduce en que a la sangre le cuesta llegar a cada órgano del cuerpo, por lo que el flujo sanguíneo se ralentiza y provoca que se tenga que hacer un sobresfuerzo ante cualquier actividad física o mental.
Asimismo es muy recomendable consumir suficiente vitaminas del grupo B. Esta vitamina reduce los niveles de nerviosismo y está muy presente en frutos secos, carne de vaca, los huevos o los cereales.
Para la ansiedad nada de sal y azúcar. Estas dos sustancias son otro de los alimentos que conviene evitar en la dieta. En el primer caso, la sal tiene incidencia en la merma de las reservas de potasio, un mineral muy importante para el funcionamiento apropiado del sistema nervioso. En el caso de los azúcares, sobre todo de tipo refinado, se convierten en un arma de doble filo. Si bien es cierto que su consumo es perfecto para el suministro de energía para las células, el consumo excesivo tiene su incidencia también en esa sobrecarga de energía que en algunos casos no es necesaria. Es por eso por lo que se generan problemas de hiperactividad.
Por otro lado, uno de los grandes aliados de esta dieta antiestrés son los mariscos o la levadura de cerveza. Este tipo de alimentos es muy rico en zinc, uno de los mayores bloqueadores naturales de sintomatología como las preocupaciones o sensación de miedo. En cualquier caso, lo esencial para tener un correcto funcionamiento mental es llevar una dieta equilibrada con una presencia equitativa de alimentos. Este es el mejor antídoto para unas vacaciones que a veces no parecen tal cosa.
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