Un día radiante en plena Costa Azul
"Se casa usted con un príncipe, pero también con un país". La frase sonaba un poco a amenaza pero con la solemnidad del oficiante, Narmino, se trataba de un recordatorio muy recomendable para la flamante princesa Charlene, de 33 años. Atrás quedaban los nervios de última hora que habían puesto en vilo a los allegados, a los miles de curiosos que querían vivir el acontecimiento in situ y también habían puesto una nota de preocupación en todas las redacciones del colorín. Las nubes de tormenta se disiparon en la pareja como del paisaje de la Costa Azul. Fue un viernes radiante que confirmó el mimo con que se ha confeccionado todo este enlace patrocinado y que cuenta con un presupuesto de 8 millones de euros.
Mónaco se alivió con el primer "sí quiero" de los contrayentes, tras un jueves previo de fiesta, donde no faltaron los fuegos artificiales, iluminando las banderas monegascas y también las enseñas sudafricanas que se encuentran por todos los rincones de un pequeño país digno de ser un parque temático. La primera boda sólo duró unos quince minutos. El gran día es hoy sábado.
Las estafetas de correos comienzan a distribuir los sellos con la imagen de la pareja. La filatelia siempre ha sido uno de los negocios (no tanto como el inmobiliario) de este principado de 700 años, que fue custodiado por España durante más de un siglo, en tiempos de Carlos I y sus sucesores. Los monegascos, encantados con el calendario festivo, desean pronto que un bebé colme a la pareja y al futuro de la dinastía.
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