Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
Cuidados y belleza
El cuidado de la piel es esencial para mantener todas sus cualidades intactas una vez rebasada la frontera de la juventud. Gran parte de las señales de envejecimiento están relacionadas con un estilo de vida saludable que llevamos a lo largo de nuestra vida, que incluye una alimentación variada y un cuidado específico para cada rango de edad. Tras el verano, y la sobrecarga de exposición solar durante las vacaciones, es esencial cambiar de rutina para mantener el resto del año una piel tersa y sin impurezas, manchas o imperfecciones. El otoño es un momento ideal para ayudar a nuestra piel a renovarse y adaptarse para encontrar el equilibrio natural y el bienestar de cara a una etapa diferente.
Cada cambio de estación conlleva la implantación de una nueva rutina que hace que nuestro aspecto físico también se resienta. Los nuevos horarios, el poco descanso y el cambio anímico, que se ve afectado por la vuelta al trabajo o a los estudios, son factores que afectan de forma directa a nuestro aspecto.
La primera medida que debe tomarse es cambiar de limpiador. Los tónicos limpiadores también son estacionales. En verano la piel suda más y se necesita un tónico que arrastre mucho más el maquillaje. Del otro lado, con la llegada de una climatología más fría, el tónico puede suavizarse y se puede optar por opciones menos químicas y remedios más naturales. Las aguas micelares son una buena opción, ya que son ligeras y dan una sensación de liviandad.
Justo al acabar el verano, y antes de añadir algún cosmético, debes exfoliar. Es importante que tras estos meses acabes con esas pieles muertas que se han ido quedando en el rostro tras haber tomado el sol, algunas de ellas son imperceptibles, pero están. Antes de hidratar es importante que la piel se quede depurada, como nueva, para así poder aplicar otros productos. Por otro lado, los sérums y los aceites son perfectos para el otoño. La piel está mucho menos grasa y necesita reponerse, aunque deben evitarse en el caso de las pieles más jóvenes. Además, los cosméticos con probióticos ayudarán a preservar la flora de la piel de forma natural y ésta lucirá mucho más radiante y luminosa.
Otro paso es precisamente hidratar con la crema. Para esto es muy importante determinar qué tipo de piel tienes (si seca, grasa o mixta), así como la edad. En función de estas dos características generales el tratamiento hidratante será muy distinto. Para pieles jóvenes (sobre la década de los 20) se recomiendan cremas muy naturales, que no dejen impurezas en el rostro, debido a que la piel a esas edades aún está sufriendo ciertos cambios hormonales. A los 30, la rutina cambia y ya se empiezan a ver los primeros signos del envejecimiento: la piel está menos tersa y aparecen las arrugas de expresión. Es importante usar cremas hidratantes con vitamina E y C que son antioxidantes y ayudarán a que estos signos vayan remitiendo poco a poco. De los 40 en adelante las cremas empiezan a aportar ingredientes que palian el envejecimiento celular. Son recomendables las cremas ricas en ácido retinoíco o hialurónico.
Todo esto sin olvidar una alimentación sana que trabaje en paralelo con todo este cuidado adicional. Toma suplementos alimentarios de magnesio, zinc o selenio, que ayudan a tener más energía para afrontar la rutina otoñal. Algo que se notará también en tu piel.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios