No es un cuento de hadas

La pareja de Guillemo y Kate es muy normal, algo a lo que no está acostumbrada la familia Windsor.

Algunos ciudadanos han acampado frente a Westminster.
Algunos ciudadanos han acampado frente a Westminster.
Fátima Díaz

28 de abril 2011 - 01:00

La boda de mañana en Londres será la culminación de una historia de amor que arrancó hace diez años y que, afortunadamente, no tiene nada que ver con la del príncipe Carlos y Lady Di. Si uno se para a pensarlo bien, no se parece en absoluto a la de ninguna de las parejas nacidas al amparo de la familia real británica. Guillermo y Kate son una pareja moderna que se conocen desde hace años, han atravesado ya algunas crisis sentimentales e incluso han convivido en el mismo piso. Una normalidad aplastante a la que no nos tienen acostumbrados los Windsor, mucho menos la propia reina Isabel II. Pero los tiempos cambian y todos, hasta la familia real inglesa, tienen que adaptarse. Por eso lo del príncipe Guillermo y la futura reina Catalina no ha sido un cuento de hadas; es una historia acorde a los tiempos que corren.

En noviembre, coincidiendo con el anuncio oficial de su compromiso, el príncipe Guillermo comentó, entre gestos y miradas cómplices de su novia: "Cuando la conocí, enseguida supe que había algo muy especial en ella". Por su parte, Kate bromeó cariñosamente ante la prensa sobre el escaso talento culinario de su futuro marido. Una estampa que poco a nada se parecía a la del anuncio de compromiso de los padres de Guillermo, en 1981, cuando Carlos fue preguntado sobre si quería a su prometida y éste respondió torpemente: "Sí, lo que sea que enamorado signifique". El príncipe de Gales se casó entonces presionado por su familia y había visto a Diana menos de 20 veces en toda su vida, mientras que Guillermo y Kate se conocieron en 2001 y llevan algún tiempo viviendo juntos.

La joven pareja que mañana acaparará la atención mediática en el mundo entero se conoció cuando ambos cursaban Historia del Arte en la universidad de Saint Andrews y residían en el mismo piso de estudiantes. Empezaron a salir en diciembre de 2003 y en marzo de 2004 la prensa se hizo eco de su relación al publicarse unas fotos de unas románticas vacaciones en una estación de esquí. La presencia de Kate y de sus padres en la ceremonia de graduación de Guillermo en la academia militar de Sandhurst oficializó la relación en diciembre de 2006. Pero en abril del año siguiente Buckingham confirmó la ruptura de la pareja pues, según se supo después, el príncipe pidió a Kate que lo pensara antes de seguir con un noviazgo cuyas repercusiones mediáticas tanto habían afectado a su madre. Sólo unos meses después, volvían a estar juntos.

La petición de mano en Kenia no pudo ser más romántica después de que Guillermo llevara durante días en su mochila el anillo de pedida de su madre. Mañana ambos se dirán el 'sí quiero' para siempre.



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