"No conozco a ningún Julio Iglesias"
Cumpleaños feliz
El cantante madrileño, ídolo mundial y retirado de los escenarios por motivos de salud, cumple 80 años
Isabel Preysler vive su peor encrucijada: la reinvención más complicada
Raphael: "No se prevé un alejamiento mío de la escena, al contrario"
Antes de todos estos éxitos deportivos que pusieron a España en el mapa en el primer mundo y en cualquier exótico país, había ídolo de origen hispano indiscutible: Julio Iglesias. Mano al ombligo mientras que la otra levantaba el micrófono hasta la barbilla alzada y los ojos cerrados. Un seductor nato aunque hubiera tenido sus complejos por su rotunda dentadura y una timidez y azoramiento que convirtió en ventaja cuando comenzaba a actuar por estivales escenarios la España del desarrollismo.
La vida nunca fue igual para el amor de Gwendolyne, cantante eurovisivo de puesto engañoso (cuarto lugar casi empatado con media tabla) y que en ese momento nadie hubiera apostado por él ni un florín. Pero además de seductor es muy listo. Lo de Eurovisión en 1970 le abrió el continente cuando España era la potencia en el festival (no teníamos otro escaparate de prestigio para una dictadura que volvía a sacar la bayoneta). Aquel portero con un truncado camino que le llevó hasta Benidorm cuando empezaba a estirarse en rascacielos, en 1968, no sospechaba que en apenas un decenio pasaría de las carreteras comarcales a los jets privados. De Madrid a Miami y de ahí al mundo entero ¿Qiuién no conoce a Julio Iglesias? Pues este sábado cumple 80 años.
En la película Mi gran noche, 2015, de Álex de la Iglesia, donde Raphael se parodia con el iracundo personaje de Alphonso, el personaje del cantante cani, Adán (por Chayanne), que interpreta Mario Casas le pregunta antes de cantar Bombero:
-¿Oye usted a Enrique Iglesias, el hijo de Julio Iglesias?
-No conozco a ningún Julio Iglesias-, responde Alphonso con su mayor rictus de desprecio.
Todo el mundo conoce a Julio Iglesias. De vista o de oídas. Por anécdotas o por saberse todo su repertorio. Julio va en los tuétanos de la España antigua de cubata en vaso de tubo. Del mundo de vinilo y autarquía sentimental. Pero Julio, aunque sea por memes y bromas, es un personaje de hoy, retirado por alguna de sus casas en el Caribe. Con bigote como su papi eterno (que fue secuestrado por ETA, a esta novela no le falta nada), reponiéndose con ganas de ajustarse las cuentas a sí mismo algún día y peleando siempre contra la alopecia.
"Haré un disco con Julio Iglesias cuando aprenda a cantar" dicen que dijo Stevie Wonder cuando vino a España para su spot de "si bebe no conduzcas", allá por el 85. Y Julio tuvo que aprender porque al poco, en 1988, interpretaron juntos My love. 55 años de carrera dan para mucho y para haber recibido desaires y aferentas. Pero Iglesias puede responder con que la vida le respaldó con creces. Dicen que llegó a conocer en la cama a unas 3.000 mujeres, casi comenzando por su primera santa esposa, Isabel Preysler. La amante que le llegó al corazón por la técnica dicen que fue Giannina Faccio, la costarricense que es esposa de Ridley Scott. Yo he visto cosas que no creeríais.
Con pajarita y sonrisa amplia, los ochenta fueron la gran década de Julio, como figura internacional. Quijote y "lo mejor de tu vida, me lo he llevado yo", que le escribió el jerezano Manuel Alejandro.
Más discos que nadie
A día de hoy, en años anteriores al visionado viral y la descarga en las plataformas, el cumpleañero ha sido el español que más discos ha vendido: unos 350 millones de ejemplares de entre sus 80 álbumes. Reconocimientos de ventas de todos los metales y además de con Stevie grabó junto a un centenar de artistas de todo el globo, en los idiomas más comerciales. Inclusive el co-oficial gallego, tierra de la familia. Y sin pinganillo.
De entre los nombres que labran la leyenda de Julio Iglesias hay un nombre fundamental, el de su primer representante: Alfredo Fraile, que es el Mánager, con mayúsculas, quien reveló bastante trastienda en el libro Secretos confesables y que falleció hace dos años. Un día, tras quince años, decidió dejar la habitación donde se encontraba con Julio y no volvió a verlo. Habían pronosticado "cuatro o cinco años y nos retiramos". Y eso lo dijeron en vísperas del Festival de Benidorm de 1968. A los 80 años la vida sigue igual, Más o menos. Incluso para él. La vida se la cambió con esta canción. El entonces guardameta estaba en vísperas de cumplir 20 años, yn accidente de coche que le dejó la sensibilidad al 65%. En sus posturas de memes quedan rastro de esos movimientos budistas de una recuperación que lo convirtieron en ese joven lacónico que transmitía en los escenarios. Cuando cierra los ojos o se lleva la mano al ombligo hay un bosquejo de aquellas dolorosas experiencias juveniles.
El éxito se le vino encima en poco tiempo y aunque se casó bien joven, en 1971, su año posteurovisivo, a los fans que bullían no les importó. Desde el escenario guiñó a las madres, después a sus hijas. Y ha llegado a terciarse que a la generación de nietas.
Mujeres e hijos
Tras tanta inquietud con la pelvis la estabilidad en su corazón ya sexagenario la encontró con la modelo neerlandesa Miranda Rijnsburger. Un primor. Formalizó su relación en 2010 y tras los tres hijos con Isabel Preysler y más de un caso por resolver y reclamar, ha tenido otros cinco: Miguel, Rodrigo, Victoria, Cristina y Guillermo. Son los hermanos pequeños de Chabeli (De niña a mujer), Julio José y Enrique. Ay, Enrique Iglesias, tan popular como su padre y con quien no quería aparecer junto a él para que no dijeran que se beneficiaba de su imagen. De recelo pasaron a los celos. Los del papá.
Cuando Enrique era un bebé, el padre se agobiaba en sus giras abalanzándose sobre los teléfonos de los hoteles, para fingir su fidelidad con Isabel. Pero no, ya sabemos cómo es nuestro Julio.. En México su mánager tuvo que convencer a un marido que les apuntaba con un revólver de que todo había sido un malentendido. Pero Isabel, un día de 1978, le endosó las maletas. Con Manuel Alejandro de compositor le cantaría lo de "mía, sólo fuiste mia, mía".
Con Isabel apenas llevaba siete meses de noviazgo cuando pasó por el altar de Illescas. Ella no quería casarse de penalti, pero Julio, con su experiencia de portero, insistió en formar la familia en ciernes. Tres hijos después y sietes años de infidelidades,Preysler tomó su rumbo propio. Ya en la noche electoral de 1977 el cantante había estrenado Soy un truhán, soy un señor, que Ramón Arcusa le escribió de corrido.
Con el aznarismo, y sus paseos por Valencia y por Marbella, no escondió las cartas, pero siempre admiró a Felipe González. Suárez era su amigo, el que le llevó a Eurovisión. Con España encarrilada a la democracia tuvo sus lustros de esplendor. De lujo y de fans. Y fue entonces cuando, asegura, aprendió a cantar, cuando pasaban los años, dándole a la samba, a la salsa. Y al country. Sin internet vendía discos a mansalva, aunque fueran malos. Y lo sabes. Pero Julio siempre fue espectáculo y sonido. Una voz única que te puede gustar o no. Es patrimonio nacional instalado en el Nuevo Mundo. Unos iban en carabelas y él se marchó en jet. Cumple 80 años y le esperamos a que se dé una vuelta por aquí.
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