Cayetano Martínez de Irujo confiesa que fue maltratado por una niñera
Un nuevo Cayetano, sincero y receptivo con los periodistas, desveló sus traumas de la infancia en el programa 'Lazos de sangre' de La 1.
Cayetano Martínez de Irujo ha sufrido una catarsis. Al programa de La 1 Lazos de sangre concedió una de sus entrevistas más sinceras y conmovedoras, en la que por fin se mostró tal cual es: un hombre que ha superado sus traumas de la infancia, renovado y mucho más cercano a la gente. Durante la charla con Boris Izaguirre desveló que sufrió maltrato físico y psicológico por parte de una de sus niñeras cuando era niño. "Nos pegaba (a su hermano Alfonso ya él) y nos decía que si decíamos algo a mi madre, nos iba a volver a pegar", reveló el duque de Arjona y conde de Salvatierra entre lágrimas.
La experiencia fue tan traumática que se marchó a Estados Unidos y allí pidió ayuda psicológica. "He ido a todas las terapias que he tenido que hacer. Haces camino al andar. A lo largo de mi vida caía en agujeros. Y llegó un momento en que pensé: lo tengo que resolver", explicó. Dicho maltrato en su infancia marcó su relación con las mujeres: "Hubo un momento que pensé: no puedo morirme sin valorar a una mujer por ese miedo a las nannies y lo que me pasó con las nannies. No puedo morirme sin arreglar todo mi problema emocional, sin ser yo".
Dichas "palizas" lo desestabilizaron emocionalmente. Cayetano perdió a su padre, Luis Martínez de Irujo, siendo aún un niño, lo que también le marcó de por vida. "Mi padre era normal. Nos daba un beso, nos hablaba. Era una figura diferente y más humana que mi madre", manifestó. Su madre, en cambio, era para él fría. "Mamá era como una emperatriz. Nos saludaba muy cariñosa, pero cada mañana nos daba las instrucciones del día. Nos daba órdenes. Era hija única y no sabía lo que era tener hermanos, lo que era el trato familiar. Creo que nunca supo gestionar lo que es tener una familia", sostuvo.
Cayetano creció teniéndolo todo. Al menos, en lo material. Pero, tal y como él mismo ha relatado, le faltaba lo más importante: el afecto. Ahora, a sus 56 años, cree que ha superado lo que le tocó vivir en su infancia. "Ante todo soy Cayetano, he entendido todo lo que me ha pasado y lo he arreglado. Me encuentro mucho mejor emocionalmente".
En cuanto a las desavenencias familiares, fundamentalmente con su hermano mayor, Carlos, actual duque de Alba, siguió mostrando su malestar por cómo gestiona la Casa de Alba, de la que afirma le "echó" sin mediar palabra entre ellos, aunque se encuentra abierto a hablar y resolver las cosas. "Yo quiero, pero para encontrar la puerta cerrada...", afirmó.
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