La 'boda chamán' de Adriana Abascal

La modelo, actriz y bloguera ha vuelto a darle el 'sí quiero' a su marido Emmanuel en una ceremonia típica de la tradición mexicana

Adriana Abascal y Emmanuel Schreder en la presentación de una boutique de Louis Vuitton.
Adriana Abascal y Emmanuel Schreder en la presentación de una boutique de Louis Vuitton.
María José Pérez

28 de agosto 2013 - 01:00

Hay parejas que no se cansan de gritarle a los cuatro vientos lo mucho que se quieren y una de las mejores formas de hacerlo es renovando los votos. Poco más de un mes ha tardado en hacerlo Adriana Abascal con su marido Emmanuel Schreder en una ceremonia típicamente mexicana oficiada por un chamán.

Si la primera boda se celebró en julio en Ibiza, esta vez Adriana ha querido rendir homenaje a sus antepasados latinoamericanos casándose en su tierra, concretamente en la playa de Teopa, lugar de los dioses.

"Aquí, entre la imponente arquitectura mexicana y la imponente naturaleza, celebramos este ritual chamán", ha escrito Abascal en su bitácora. Ya hizo partícipes a todos sus seguidores de las redes sociales el transcurso de la primera boda y esta vez no iba a ser menos.

Como Adriana sigue contando en su blog, "decidí tener una ceremonia en mi tierra pidiéndole a los dioses la bendición de la mano del fuego, el agua, la tierra y el viento, y sellando nuestro amor para siempre en el clásico amarre chamán". Tiernas palabras que describen un rito muy arraigado en la cultura de México.

La estampa no podía ser más romántica ni más perfecta para el reportaje de fotografías que han vendido en exclusiva para la revista ¡Hola!: una puesta de sol a la orilla del mar, imágenes que Adriana recrea cargada de emociones y con un toque de misticismo muy acorde a la situación.

El vestido de Adriana tenía que ser tan especial como la ceremonia a la que se encaminaba, por lo que escogió un precioso modelo de Lydia Lanvin en color blanco. La falda larga era ligeramente abullonada e iba ceñida por un cinturón obra de artesanos indígenas, un detalle prehispánico que contrastaba con otros más contemporáneos, como pueden ser las transparencias y bordados con motivos florales que cubrían todo el vestido y que se extendía hasta las muñecas, creando un bonito efecto sobre la piel de Abascal.

Quiso que la naturalidad fuese la tónica dominante en su atuendo, por lo que únicamente portó un anillo y una fina cadena; nada de pendientes y otros ornamentos. Un maquillaje en tonos nude y el pelo suelto y ondulado, sin ningún tipo de aderezo o recogido artificioso, completaban el look con el que Adriana se dirigió al pequeño altar de madera y telas blancas.

Emmanuel se sumó a la sencillez de su esposa y apostó por los colores claros para sus ropas: pantalones en tono beige y una camisa blanca impoluta que concordaban a la perfección con un pelo sin fijador que la brisa despeinaba.

La noche dio paso a un banquete en plena playa, del que pudieron disfrutar sus hijos, amigos y familiares in vitados al especial enlace. Todos siguieron los cánones establecidos por la feliz pareja y acudieron con una vestimenta relajada, en tonos claros, que contrastaban con la oscuridad de la noche y los detalles de colores de las ropas y atuendos tradicionales mexicanos.

El gusto por rituales de este tipo, siguiendo unas creencias alternativas a las típicas en Europa, se explica por sus raíces mexicanas y su infancia en la ciudad de Veracruz. Sea por la ceremonia que sea, Adriana está muy enamorada de su marido Emmanuel Schreder y con él, tal y como ha declarado, "me casaría todos los días".

stats