Un cambio radical
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Han pasado 23 años desde que dos jovencísimos Ben Affleck y Matt Damon ganaran el Oscar y el Globo de Oro al mejor guion por El indomable Will Hunting. Desde entonces, las carreras de estos dos talentos del cine ha transcurrir de manera paralela y hasta el día de hoy siguen compartiendo proyectos en común, pero en el plano personal sus caminos han discurrido por sendas perpendiculares.
Mientras que Matthew contrajo matrimonio en 2005 con la argentina Luciana Bozán Barroso y disfruta de una vida familiar y estable junto a sus tres hijas en común, Benjamin ha vivido en una montaña rusa emocional con multitud de relaciones; un matrimonio de una década con la actriz Jennifer Garner; su posterior divorcio en 2015 tras una infidelidad con la niñera de sus tres vástagos, y una historia de constante dependencia del alcohol, el tabaco y el juego, que le ha hecho caer en los infiernos en repetidas ocasiones.
La última fue el pasado mes de octubre. El director y protagonista de Argo, cinta ganadora de la estatuilla a mejor película en 2013, volvía a entrar en rehabilitación por enésima vez. Fue después de aparecer ante las cámaras de los paparazzi sin apenas poder mantenerse en pie a la salida de su hotel en West Hollywood tras una fiesta de disfraces.
Con 47 años y el mundo a sus pies, Affleck, cuyo patrimonio rondaría los 215 millones de dólares, volvía a recaer después de permanecer un año sobrio. Un año antes (2018) se internó voluntariamente, y de la mano de su ex esposa, en una clínica en Malibú en la que estuvo 40 días. Al finalizar el ingreso, la estrella de Hollywood utilizó su cuenta de Instagram para hablar de su adicción, una lucha de por vida y complicada, en palabras del reputado productor.
"Uno nunca está realmente dentro o fuera del tratamiento. Es un compromiso a tiempo completo. Estoy luchando por mí y por mi familia", señaló el intérprete, que admitió sentirse inspirado y agradecido por todos aquellos que hablan abiertamente de sus problemas con el alcohol, un conflicto personal que él nunca ha ocultado.
Es más, su último proyecto en la gran pantalla, The Way Back, que llega a los cines el próximo 6 de marzo, relata la historia de una ex estrella del baloncesto que pierde a su mujer y su fortuna debido a la misma adicción que acabó con su idílico matrimonio con la actriz y productora estadounidense. Un paralelismo entre la ficción y la vida real, que podría ser el punto de partida de esa vida saludable por la que Affleck lleva años luchando.
La promoción está resultando catártica y en casi todas las entrevistas que ha concedido parece haber aprovechado para entonar, una vez más, el mea culpa, además de asumir la responsabilidad por todo el daño y dolor que ha causado a su entorno más cercano, sobre todo a Garner, que, pese a la separación sentimental, sigue muy presente y pendiente del que fuera su marido.
Hace apenas una semana, Ben confesó a The New York Times que el mayor arrepentimiento de su vida era su divorcio y reconoció sentirse avergonzado de las múltiples recaídas en estos últimos cinco años. "No hay ningún derivado de la vergüenza. Es solo una sensación tóxica y horrible de baja autoestima y autodesprecio", admitió. Ben trata de pasar página a los pasajes más oscuros de su vida reciente y asegura huir del sentimiento de fracaso, “para poder aprender y seguir adelante”, añadió.
Ni su familia, ni los amigos, entre los que se cuentan Robert Downey Jr. y Bradley Cooper, ni la industria le han dado la espalda. Todo lo contrario. Su filmografía, ya sea como actor, productor, escritor o director, no ha cesado desde que inició su gloriosa carrera en la década de los 80. Trabaja de nuevo con Damon en el guion de The Last Duel, que también protagonizarán a las órdenes de Ridley Scott; pronto se pondrá de nuevo tras la cámara para dirigir Ghost Army, y como actor le esperan media docena de películas, en muchas de ellas ejercerá, además, como productor ejecutivo.
Solo queda que encuentre el camino de la calma interior como su personaje, Jack Cunningham, ese espejo con el que asegura haber aprendido a afrontar sus problemas, una historia de redención que, quién sabe, podría colocarle una vez más en la senda de los Oscar.
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