Las imágenes del bautizo íntimo y blindado del primogénito de los duques de Sussex
Archie Harrison, hijo del príncipe Enrique y Meghan Markle, ha recibido las aguas bautismales en un acto con menos de 25 personas y cerrado a la prensa.
Los duques de Sussex, al igual que hicieron en la presentación oficial del recién nacido a los medios, han optado por que la ceremonia del bautismo de su primogénito, Archie Harrison Mountbatten-Windsor, el sábado haya sido privada y familiar, saltándose los antecedentes en la familia real británica. Con la ausencia de Isabel II y distribuyendo a la prensa posteriormente tan sólo dos fotografías del acontecimiento, firmadas por el fotógrafo Chris Allerton, el mismo de la boda de los duques, Enrique y Meghan consiguieron salvaguardar un momento tan íntimo, aunque ello no fue obstáculo para que los ingleses se echaran a la calle en Windsor para celebrar el primer sacramento del pequeño, séptimo en la línea de sucesión al trono.
Lo único que se ha confirmado desde el palacio de Buckingham es que Archie llevó una réplica, elaborada en 2008, del mantón bautismal color crema que lució por primera vez la primogénita de la reina Victoria en 1841 y que, desde entonces, se ha utilizado para todos los bautizos reales, incluido el de Isabel II, en 1926. El encargado de oficiar la ceremonia fue el arzobispo de Canterbury, Justin Welby.
El escenario fue el mismo que el de la boda de sus padres, el castillo de Windsor, aunque en este caso el acto religioso se ofició en la capilla de la reina, y no en la de San Jorge, donde fue el enlace d elso duques de Sussex. El pequeño recibió sobre su cabecita agua del río Jordán sobre la pila Lily Font, una obra de orfebrería elaborada por los joyeros EJ. y W. Barnard en 1840, también a petición de la reina Victoria y la que la familia real utiliza en estas ceremonias. Entre los alrededor de 25 invitados, familiares y amigos íntimos de la pareja, como el príncipe Carlos y su esposa Camilla, los duques de Cambridge, y la madre de Meghan, Doria, entre otros. Ni siquiera ha trascendido el nombre de los padrinos, aunque la intención de los padres es que fueran amigos suyos muy cercanos. Tras la ceremonia, los padres agasajaron a los invitados con té y tarta. La ausencia de la reina Isabel no es algo extraño pues ella ya señaló que tenía otros compromisos, como ocurrió cuando bautizaron al tecer hijo de los duques de Cambridge hace un año, Luis. Si bien es cierto que los bautizos de los hijos de Guillermo y Catalina, públicos y con presencia de fotógrafos, no tuvieron nada que ver con el hermetismo que los duques de Sussex han imprimido al de Archie, algo muy criticado en el Reino Unido pues el acto se sufraga con dinero procedente de las arcas públicas. Pero Enrique y Meghan quieren salvaguardar a toda costa la intimidad de su hijo y, como han demostrado en ocasiones anteriores, no tienen pudor en saltarse para ello el protocolo.
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