Un año de amor
La duquesa de Alba y Alfonso Díez cumplen mañana su primer aniversario de casados, una boda en Sevilla que fue sonada a pesar de que la ceremonia se celebro en la inti midad de Las Dueñas.
La novia bailó, fue alabada por la elección de su vestido y recibió el cariño de la gente. Sevilla se echó a la calle para arropar a su querida duquesa de Alba. Fue un día emocionante, emotivo y de fiesta en la capital hispalense. Mañana se cumple un año de aquella boda del año, la de Cayetana Fitz-James Stuart con el exfuncionario Alfonso Díez, un hombre discreto que se mantuvo en segundo plano hasta el día de su enlace. Aquel 5 de octubre de 2011 triunfó el amor y la Duquesa de Alba se puso el mundo por montera, símil que no le es ajeno como buena aficionada a los toros que es. La feliz pareja celebrará su primer aniversario de casados en la intimidad del palacio de Las Dueñas, pues la salud de Cayetana no le permite viajar.
Un año ha pasado y la tormenta de críticas a la diferencia de edad así como los comentarios que tachaban a Díez de oportunista, han cesado desde que se ha convertido en duque consorte de Alba. Incluso su presencia ha traído calma y estabilidad a la familia, ganándose así, en silencio y sin presunciones, la aprobación de los hijos de Cayetana. Todos ellos -menos su hija, debido a motivos de salud- estuvieron arropándola ya el día de su boda, a pesar de las reticencias previas de algunos como fue el caso de Cayetano, quien llegó a decir que su madre no "debía" pasar por el altar otra vez. Al final, prevaleció la opinión (y el corazón) de la matriarca.
Desde sus comienzos en el año 2008 esta relación estuvo abocada a escribir grandes titulares del papel couché. La pareja se conocía desde hacía décadas, pero no retomaron el contacto hasta tres años antes de darse el 'sí quiero'. Para acallar la ola de habladurías, la Duquesa hizo antes de casarse lo que tenía que hacer: poner todo orden y a cada cual en su sitio, repartir su herencia en vida. De esta forma, Alfonso Díez rechazó cualquier dinero que no le correspondiera.
Ahora, doce meses después de estas sonadas nupcias sevillanas a pesar de que no asistieron ni siquiera los nietos de la Duquesa, la vida del matrimonio ha cambiado radicalmente. Él, de acudir puntual y madrugadoramente cada mañana a su trabajo en el Instituto Nacional de la Seguridad Social y evadirse viendo películas de cine, ha pasado a fotografiarse con Tom Cruise y que le ofrezcan hacer crítica de películas en la prensa. Ella, de la silla de ruedas, la decepción por no gozar de independencia y las quejas acerca de sus hijos, pasó a echarse un baile flamenco memorable en la alfombra que la llevó al altar y a recuperar de su fondo de armario este verano el biquini.
No pudieron irse de luna de miel a Tailandia, eso sí, pero cambiaron este destino por París, Estambul y la Capadocia unas semanas después de la ceremonia, cuando Cayetana tuvo a su hija más recuperada del brote agudo de varicela que le impidió estar presente en una jornada tan feliz para su madre. Ahora, en su primera aniversario de bodas, el médico le ha vuelto a desaconsejar hacer viajes largos. Pero la Duquesa, no es nada nuevo, suele ponerse siempre el mundo por montera.
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