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Andrés Sardá recibe el homenaje de la '080'

'080 Barcelona Fashion Week'

La hija del fallecido diseñador y su sucesora, Nuria, y su musa Judit Mascó, asistieron al evento.

Nuria Sardá (centro) con Judit Mascó (derecha) y otras autoridades, en el homenaje a su padre en la '080'. / Europa Press
F. Díaz

04 de febrero 2020 - 20:03

La pasarela 080 Barcelona Fashion rindió homenaje el martes al diseñador catalán Andrés Sardá, fallecido el pasado 15 de septiembre a los 90 años, en un acto donde se ha alabado su visión innovadora que revolucionó el mundo de la moda íntima y su figura como embajador de Barcelona y Cataluña.

Andrés Sardá, en los años 80.

El acto contó con la presencia de la modelo Judit Mascó, una de las musas del desaparecido diseñador Judit Mascó, una de las musas, y la hija del modisto, Nuria Sardála hija del modisto, Nuria Sardá, quien ha continuado su trabajo al frente de la firma y ayer recibió un título póstumo de la Generalitat. El homenaje a la figura y al legado del creador catalán se completa con una exposición que recoge sus piezas más icónicas, seleccionadas por su hija, y que se podrá visitar a lo largo del 080 en el Open Area.

Judit Mascó, el martes, en el homenaje a Andrés Sardá. / Europa Press

Mascó, que en nombre de todas la modelos que trabajaron con Sardá ha agradecido el apoyo recibido por él, destacó el papel pionero del diseñador y su contribución al empoderamiento de la mujer gracias a sus diseños. "Apostó por algo que no existía, la corsetería aquí en España era de abuelas, fajas, cosas feas. Y él, utilizando materiales novedosos y un tipo de costura invisible, hizo una ropa interior muy sexy para la mujer", señaló Mascó, que ha defendido que la buena ropa interior "da placer": "No me pongo ropa interior para los demás, me la pongo para mi misma, para sentirme poderosa".

Nuria Sardá con su padre, en una imagen de archivo de hace más de una década. / Efe

A sus 52 años recién cumplidos, Nuria Sardá lleva dos décadas como directora creativa de la firma que fundó su padre y que, debido a una larga y degenerativa enfermedad, tuvo que abandonar antes de lo deseado su labor activa. La empresa familiar Andrés Sardá empezó como marca de encajes para mantillas. Cuando el Concilio Vaticano II, en 1959, eliminó la obligatoriedad de llevar mantilla para ir a la iglesia, se preveía una crisis. Sardá viajó a Sudamérica a vender los stocks sobrantes de encajes, porque allí todavía se usaba, y también visitó Estados Unidos en busca de nuevos usos para los encajes. En Nueva York descubrió la licra y una lencería femenina muy diferente a la que llevaban las mujeres en la España franquista, que era muy opresiva, casi ortopédica. Y como el diseñador siempre ha sido un gran amante de las mujeres, decidió darles el placer de verse mejor, haciendo algo creativo y bonito para ellas. Este precisamente ha sido el leit motiv de la empresa hasta hoy en día: la excelencia, la confección de una ropa interior cómoda a la vez que sexy, y la calidad de las materias primas usadas en su elaboración son los tres pilares que Nuria aprendió de su padre, y que siempre han caracterizado –y lo siguen haciendo– a la firma Andrés Sardá.

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