El romance de Almodóvar con la moda
Armani, Chanel, Gaultier, Marc Jacobs, Pierre Cardin y David Delfín, entre otros.
El director manchego se expresa también a través de la ropa en sus películas, y colabora con diseñadores de primera fila.
La moda habita en Pedro Almodóvar, una herramienta "emocional" que, además de servirle para reforzar la personalidad de sus personajes y la estética de sus películas, ha alumbrado el estilo almodovariano que siempre identifica a una "mujer fuerte". "La moda es un elemento emocional en las películas de Almodóvar", explica Alejandro Gómez Palomo, director creativo de Palomo Spain.
Almodóvar, que tiene un cuidado "exquisito" por la estética, ha utilizado la moda en la gran pantalla como un "medio de expresión más", añade Palomo, quien considera que el cineasta ha echado mano de la moda "para crear mujeres potentes, con poder, con vida propia".
A lo largo de su carrera, este manchego ha vivido un gran romance con la moda que empezó siendo un niño mientras veía a su madre y vecinas coser. Lo llevó a su terrero, envuelto en tintes underground, lúdicos, rebeldes y contestatarios, durante los años de la movida madrileña.
Una pasión que trasladó a la gran pantalla en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), un film con el que rompió tabúes y revolucionó la estética de aquellos años locos gracias a los diseños de Francis Montesinos, uno de los diseñadores más transgresores de la época que también colaboró en las películas Entre tinieblas (1983) y Matador (1985).
El director se empeñó en convertir la moda en otra de sus "chicas Almodóvar", además de estética tenía un lenguaje propio, incluso jugaba un papel en la trama, como fue el caso de la camisa del diseñador Antonio Alvarado que lució Antonio Banderas en La ley del deseo (1986), una película en la que también llaman la atención los vestidos de Sybilla.
En Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) se atesora el mejor archivo de moda española de los 80, unas creaciones que hablan de democratización, de maximalismo, de intensidad y también de libertad. En tan solo ocho años, el director ya había construido el estilo almodovariano a base de estampados vibrantes y colores saturados. Tras su paso por Hollywood, comienza a contar con diseñadores internacionales. Sería ridículo negar "la preocupación de Pedro por la ropa que lucen sus actores", dice Gómez Palomo, quien recuerda el Chanel de Victoria Abril o el Armani rojo de Marisa Paredes en Tacones lejanos (1991).
El enfant terrible de la moda, Jean Paul Gaultier, supo captar su esencia e iconografía y creó diseños únicos para Kika (1995) y dio rienda suelta a su imaginación para vestir a Gael García Bernal con un modelo nude con falsos pezones y un monte de venus de pedrería en La piel que habito (2011). Si en La flor de mi secreto (1995) es la firma Max Mara la que se encarga del vestuario, Giorgio Armani vuelve a trabajar a las órdenes de este director en Todo sobre mi madre (1999).
La sensibilidad y el conocimiento del universo femenino de Almodóvar le hacen sentirse atraído por las creaciones de Amaya Arzuaga, quien firmó parte de las prendas de Carne trémula (1997). Para Volver (2006) dio un paso más y mezcló prendas de mercadillo con diseño de Marc Jacobs para vestir a una Penélope Cruz espléndida.
Los diseños y el color forman parte del guión. Entre sus apariciones más míticas se encuentran los diseños vintage de Chanel que lució Penélope Cruz en Los abrazos rotos (2009), cinta en la que también aparecen piezas de Pierre Cardin.
En La piel que habito (2011) Gaultier y Dolce&Gabanna crean los diseños y en Los amantes pasajeros (2013) el encargado es David Delfín, que en una de sus últimas entrevistas decía que "a Pedro le encanta la moda, en sus películas siempre la apoya".
En su último proyecto, el más personal, Dolor y Gloria (2019) se descubre el propio armario de Pedro en el que llaman la atención las chaquetas de cuero en tonos fuertes y las camisas estampadas.
No es solo director, es un artista que ama la moda, "prueba de ello es que en su filmografía se visualiza una maravillosa pasarela con sello almodovariano", sostiene Alejandro Gómez Palomo, quien ha tenido el "honor" de contar con la presencia de este manchego universal en sus desfiles y en su taller.
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