"Antes admiraba los desfiles desde fuera y ahora los abro y cierro"

-¿Cómo está viviendo esta esperada vuelta al Simof?
-Muy nerviosa por todo lo que supone. Imagínate que, desde los 15 años, he pasado como una más y ahora abro y cierro los desfiles cuando antes los admiraba desde fuera.
-¿Qué condiciones se necesitan, según su criterio, para defender nuestro traje típico?
-Mucha fuerza, sentirte segura contigo misma, mover la cadera y salir a comerte la pasarela. ¡Ah! ¡Y las manos en la cintura son esenciales!
-A propósito, ¿sabe bailar sevillanas?
-Sabía (risas). Estuve en clase de baile hasta los 13 años y luego, cuando me dio la timidez en la adolescencia, lo dejé hasta que ya creo que se me ha olvidado (risas).
-Será cuestión de ensayar... ¿Vendrá a la próxima Feria de Abril?
-Espero. La última vez, con lo del concurso de Supervivientes, me la perdí, pero ahora no quisiera. Me encanta vestirme de flamenca y estar con todos mis amigos tomando rebujitos.
-¿La prefiere de día o de noche?
-De día. Se vive más. Yo voy de día y hasta que dure. Por la noche la gente se pone de otra manera.
-¿Algún vestido que signifique algo distinto para usted?
-Sí, el que me hizo Sara de Benítez para Miss España. Es rosa con lunares blancos. Muy dulce y muy coqueto aunque aún no lo he podido estrenar. ¡Estoy deseando!
-¿Se atrevería a diseñar alguno?
-¿Por qué no? Imaginación no me falta desde luego (risas)…
-A ver, ideémoslo…
-Pues liso, con el escote barco, volantes de capa, grandes, y de color negro.
-¿Y la cara? ¿Por qué maquillaje se decanta?
-Si marco los ojos, la boca la pongo más clarita y, si es al contrario, prefiero unos labios rojos.
-¿Ha ido bien el contacto con los medios?
-Bien. Intento capotearlos como puedo. Ellos van a lo que van y yo respondo lo que creo conveniente. He venido a trabajar, no ha hablad de mi vida privada.
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