Un cambio radical
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Romance remachado
De la infidelidad y de no perdonar a Íñigo Onieva, un culebrón que ahora adquiere tintes patéticos, en apenas dos meses se ha pasado a la ilusión de tul y a emplazar la fecha de la boda, que lleva a portada, vía jugosa exclusiva la revista ¡Hola!. El 17 de junio se marcha de boda Isabel Preysler y su familia para ver de blanco a Tamara. Así que el número extraordinario de la publicación con vistas a este enlace va a ser mayúsculo. Habrá cuerda para rato aunque crecen las críticas hacia la marquesa de Griñón por lo que parece en total una maquinaria de comerciar con su vida privada en unos vaivenes interesados. Estas efusiones chirrían. La fecha parece que estaba prevista incluso antes de la ruptura, no se había cancelado del todo. La versión oficial es la insistencia que ha tenido Onieva por recuperar el amor de su ex novia.
El lugar de la boda está bien elegido y además es inevitable. Tendrá el entorno televisivo de la serie de TVE La Promesa, el palacio El Rincón, donde se graban los exteriores de dicho serial. Es un palacio propiedad de Tamara que pone a disposición para rodajes. Pese a su aspecto medieval, almenado, es una recreación romántica del mediados el siglo XIX. El edificio tiene aspecto de solemne castillo. Las fotos van a estar a la altura de la expectación.
¿Podría invitar Isabel Preysler a Mario Vargas Llosa a la boda de su hija Tamara Falcó? No está el horno sentimental y comercial para bollos. A tenor de la reacción del escritor la relación con Preysler al cabo de ocho años, con sus desencantos y pichulas, está más que cerrada. Pero en el caso de la que fue esposa de Julio Iglesias en ocasiones no se puede descartar nada. La propia Tamara lo ha demostrado. Eso sí, es improbable en estos momentos que por motivos de salud Julio pudiera estar en la boda de la hija mediana de su ex esposa, aunque tiene buena relación con ambas.
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