Rocío Carrasco y las últimas horas con su madre
Pasarela
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Era la madrugada del 1 de junio de 2006 cuando la noticia del fallecimiento de Rocío Jurado conmocionaba al país entero. La considerada como La más grande fallecía en España, según deseo de la propia artista, tras viajar en un avión medicalizado a cargo del empresario Paco Hernando.
En una nueva entrega de la docuserie En el nombre de Rocío, la hija de la cantante habla como fueron los últimos momentos junto a su madre y todo lo que sucedió después, incluyendo el testamento dejado por Rocío Jurado, desconocido para los miembros de la familia: “En la salita contigua al pasillo estaba José Antonio (marido de Gloria Mohedano) y me dice ‘a mí lo que me preocupa es lo que no aparece en el testamento: abrigos de piel, joyas, casas Miami...' en ese momento, Fidel, le dijo: ‘¿A ti te parece normal que hables de esto con la niña estando la madre como está?’ y nos fuimos. Era la primera vez que yo pensaba en la palabra testamento”.
La artista se trasladó en marzo del mismo año a España tras permanecer ingresa en Houston y según Rocío Carrasco: “Todos los que estaban allí era por su mejor voluntad. Había mucha gente, demasiada. Que yo considerase que no era lo correcto, puedo pensarlo, pero es el sentimiento de cada uno y no me voy a meter en eso”.
Rocío habla sobre la despedida con su madre, aunque anteriormente habían resuelto todo lo que tenía pendiente y “mi mente estaba en paz con la suya”. Entre lágrimas, Carrasco habla sobre la madrugada del 1 de junio de 2006 se produjo el trágico fallecimiento: “Hubo un momento en la madrugada que se fue, la habitación estaba llena de gente, pedí que se saliera todo el mundo, me tiré con ella en la cama, no estaba consciente y le dije, ‘mamá, todo está bien, no te preocupes. Los niños están bien, yo estoy bien, me quedo tranquila con Fidel, vete tranquila’. Me quedé un rato con ella, le di un beso y ya sabía que no tenía vuelta atrás y a las dos horas se fue, el corazón empezó a bajar el ritmo y se fue”.
Tras esto, Rosa Benito y la propia Rocío Carrasco se encargaron de elegir la ropa que llevaría Rocío Jurado, quitándole para ello una pulsera y un anillo que su hija se colocó y que aún continúa llevando. Tras el entierro, tuvo también un encontronazo con su tía Gloria: “Llegamos todos a la casa de La Moraleja, que era como el cuartel general. Entré en la casa casa y se me vino el mundo abajo porque de repente veía su casa sin ella. Me senté en un sofá del salón para tomar aire y en ese momento entró Gloria, vino a donde estaba, me dio un beso, un abrazo, y me dice: ‘Lo que a mí me gustaría para mi casa de Sevilla es ese mueble’. Me levanté y le dije, ‘tita, ya hablamos’. Esa fue mi llegada a la casa de mi madre”.
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