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Mónaco revive sus años más dorados

Foto familiar para el recuerdo de Rainiero III, con su esposa, Grace Kelly, y sus tres hijos. Alberto tendría unos 13 años.
Fátima Díaz

01 de julio 2011 - 01:00

Mónaco ha tenido que esperar más de medio siglo (55 años) para volver a vivir una boda como la de Rainiero y Grace Kelly. El enlace de sus padres tendrá poco o nada que ver con el de Alberto II hoy y mañana, salvo los escenarios en los que se desarrollará. Otra similitud: tanto Rainiero como su hijo se casan por la necesidad de dar un heredero al Principado, dejando de lado la historia de amor, que la hubo y la hay en ambos casos.

El cuento de hadas se desmorona si tenemos en cuenta que Rainiero barajó tres opciones para sentar cabeza, todas actrices, con tirón en Hollywood y guapísimas. Así, si Grace Kelly le hubiera dado calabazas al príncipe monegasco las posibles madres de Alberto podrían haber sido Nathalie Wood o Deborah Kerr. En el caso actual, Alberto II conoció a Charlene Wittstock en el año 2002 y hasta 2006 no pasaron de la amistad al amor. Demasiado tiempo para este galán acostumbrado a alternar con princesas y modelos.

En otro aspecto que Alberto ha querido seguir la estela de sus padres a la hora de preparar su boda es en el populismo. Debido al gran acontecimiento que supuso el enlace de Raniero y la princesa Gracia, los monegascos disfrutaron de varios días de fiesta y en cada rincón del Principado se celebraron bailes populares en honor a los recién casados. En la que nos ocupa ahora, los actos con motivo de la boda comenzaron ya anoche con un concierto en el estadio Luis II del grupo The Eagles y del compositor sudafricano Jason Hartman al que asistieron unas 15.000 almas, incluida la real pareja.

Hoy a las cinco de la tarde arrancan 48 horas históricas en que los ojos de medio planeta estarán puestos en el segundo Estado más pequeño del mundo. A esta hora se celebrará el enlace civil en el Salón del Trono de Palacio. Será una ceremonia íntima, aunque los monegascos y turistas que quieran podrán seguirla a través de las pantallas gigantes instaladas en la Plaza de Palacio.

Alberto y Charlene, que será conocida como Su Alteza Serenísima Charlene de Monaco, saldrán a saludar al balcón de Palacio poco después, antes de unirse a los 6.000 súbditos de Mónaco que puede albergar la plaza como aforo máximo para degustar una comida al aire libre donde habrá platos sudafricanos, en honor al país de la novia, y también exquisiteces mediterráneas. Esta noche habrá también un espectáculo de música y luz y el esperado concierto de Jean Michel Jarre, al que se espera que asistan alrededor de 100.000 personas.

La ceremonia religiosa será mañana, tambén a las cinco, no en la catedral donde se casaron los padres de Alberto, sino al aire libre, en el Patio de Honor de Palacio. Miembros de la realeza, jefes de Estado y celebridades han sido invitados al enlace en el que intervendrá la soprano Renee Fleming y que podrá verse en grandes pantallas por toda la ciudad. Luego, la novia, que vestirá un diseño de Giorgio Armani, depositará su ramo en la iglesia de Santa Devota.

La pareja no hará el recorrido por las calles de Mónaco en carroza sino en un coche híbrido, testimonio de su interés por la defensa del medio ambiente. Tras la cena oficial, a cargo del gran chef Alain Ducasse, se celebrará el baile en palacio, lleno de lujo y glamour. Paralelamente, habrá fiestas en las calles y la velada culminará a medianoche con fuegos artificiales.

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