Moda ecléctica y urbana

Entre el certamen de jóvenes diseñadores y el desfile del Espacio Plataforma transcurrió un décimo aniversario de 'Andalucía de Moda' donde el talento intentó plantar cara a la crisis.

Moda ecléctica y urbana
Moda ecléctica y urbana
Ricardo Castillejo

15 de noviembre 2012 - 09:52

Un sevillano de extraño nombre, Anel Yaos, fue el ganador de la octava edición del Certamen de Diseñadores Noveles con una colección, además, no pensada para la mujer sino, algo raro en este mundo del vestir, para el hombre. Eso sí, el concepto masculino del joven no fue, ni mucho menos, algo tradicional sino que se impregnó de toques femeninos, como faldas y colas, que provocaron diversas reacciones entre un público asistente cara al que, lo más angustioso de la jornada, fueron los continuos tropiezos de las modelos al desfilar con tacones de vértigo un suelo adoquinado poco apropiado para el evento. Algo que ocurre en las mejores pasarelas y que, en este caso, se contrastó con la imagen de un bello entorno, junto al río Guadalquivir, donde, a partir de las ocho, se tuvo la oportunidad de tomar el pulso al diseño andaluz a través del Espacio plataforma formado por cinco profesionales, poco conocidos, que desplegaron lo mejor de su inventiva en unos pases inaugurados por Alex de la Huerta. Éste, también de Sevilla, propuso -en una paleta cromática de marrones y verdes- prendas urbanas con formas redondeadas en chaquetas, todo confeccionado con tejidos como el algodón o la lana fría. Un conjunto elegante al que siguieron las creaciones de la granadina Bea Nevot quien, con Pigmalión, intentó acercarse al trabajo de sastres y costureras de los talleres de Alta Costura mezclando azules y negros en sargas, viscosas, polipiel y rafia. Aires futuristas que desembocaron en un resultado algo desconcertante que se remató con pulseras realizadas con dedales.

Sin embargo, la profusión máxima en los detalles la alcanzó la gaditana Inés de Tovar con Marea, homenaje a una mujer con un espíritu algo hippy pero adaptado al siglo XXI. Zapatos forrados de conchas marinas, flecos, plumas, transparencias, todo con una base azulada, fueron parte de una puesta en escena con cortes a la cintura y escotes en la espalda y que, por lo evocador, simpatizó. Ya en la recta final, llegó desde Córdoba Javier Fernández para cosechar los mayores aplausos de la jornada gracias a Éboli, donde, con ocres y grises, se disfrutaron de unos inusuales juegos de volúmenes que ensanchaban las faldas o las blusas hasta límites insospechados pero que evidenciaban el dominio del patronaje del responsable de estas piezas. Una sencillez elaborada con líneas marcadas en la que destacaron capas en crin de caballo y que se cerró con un espectacular traje de fiesta final que jugaba a dos cortos (más largo en la cola que delante). Solo por la obra de Javier mereció la pena el certamen.

Ya en la despedida, también resultaron muy satisfactorias las ideas de Reyes Burgos la cual, de procedencia hispalense, apostó por minifaldas con vuelo y monos etéreos con tejidos drapeados y ondulantes a lo largo de los que distribuyó, como detalle, grandes botones marrones que se convertían en un común hilo conductor. Interesante comprobar cómo se dividieron las partes de arriba y las de abajo utilizando para cada una distintas telas que las compartimentaran pero, a la vez, las envolvieran armoniosamente.

Sin grandes alharacas, ni excesos, ni barroquismos. La crisis no permite derroches innecesarios pero sí agudiza el ingenio. Ésa es la conclusión que quedó una vez clausurada Andalucía de Moda que, una década después de su nacimiento, ha mermado en extensión pero no en ganas de seguir luchando por una moda con nombre propio. Ya vendrán tiempos mejores.

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