Un cambio radical
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Lo que puede resultar excesivo se convierte en majestuosidad y epopeya entre los flashes que han ido captando a lo largo de la pasada noche del lunes en Nueva York la fantasía y homenaje a la moda de El jardín del tiempo. Un cuento contemporáneo de J.G. Ballard que ha sido la propuesta de Anne Wintour, la editora jefe de Vogue USA, encargada de este acontecimiento, entre la cultura y el espectáculo, para el Instituto de Moda del Museo de Arte Metropolitano de la Quinta Avenida. En sus escalinatas, un cielo de estrellas, con la esperada aparición de sus anfitriones, Zendaya, Bad Bunny, Jennifer Lopez más Chris Hemsworth que no quiso eclipsar a su esposa, la española Elsa Pataky, con un modelo dorado de Tom Ford.
Los anfitriones han encabezado un plantel de diseño, telas arrebatadoras y sutilidades en nombre de las 'bellas durmientes', el título de la actual colección temporal del instituto, que reclama piezas clásicas. Y con las recuperaciones, la de un gibraltareño, John Galliano. Zendaya lucía dos modelos de este diseñador, en su etapa de Givenchy y en su actual en Maison Margiela. Tras su tumultuosa salida por comentarios racistas de Dior, el de Gibraltar es reclamado trece años después. Algo de su reclamación hay en ese jardín custodiado por un conde y su esposa en un castillo decadente que han de encarar a los asaltantes indocumentados del cuento que ponía en valor Wintour. Kim Kardashian reafirmó este objetivo con un modelo apabullante de la firma Margiela, como también vistió Bad Bunny, convertido en ese conde Axel del cuento.
La cena benéfica es la excusa para toda la parafernalia que ha dado la vuelta al mundo, a 350.000 dólares la mesa y 75.000 la entrada. En el objetivo, superar los 25 millones de dólares en ingresos para la fundación. Seguro que se habrá conseguido y con una alfombra que se ha extendido durante horas para la muestra de lo exquisito, de lo extravagante o, directamente, de lo pero. Moda y, como decíamos, su ración de excesos.
Jennifer López mostraba uno de esos modelos de brocados y cristales y transparencias tan de ella, tan diva, de la firma Schiaparelli, y que fue de los nombres de esta noche donde también brillaron dos 'clásicas' como nuestra Penélope Cruz, fiel a Chanel, y Nicole Kidman, también muy española, reclamando a Balenciaga con la réplica de un modelo de 1951. Y Rosalía, claro, de negro de Dior, a distancia de su ex, Rauw Alejandro, que también estaba por allí.
Intérpretes como Jude Law, Demi Moore, Greta Gerwig, Sienna Miller; las cantantes Ariana Grande, Lana del Rey o Kylie Minogue; y tops de siempre como Irina Shayk, Linda Evangelista, Naomi Campbell o Gigi Hadid convirtieron un año más en realidad el sueño de Wintour y sus estrellas, sus dólares y su moda superlativa.
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