Un cambio radical
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A raíz del relato Los vientos, que alteró algunos detalles a raíz de su ruptura con Isabel Preysler, ha quedado patente que el premio Nobel se gastará alguna indirecta siempre que pueda aunque haya dejado atrás todo lo que fue su vida en Puerta de Hierro. Mario Vargas Llosa regresó a su casa familiar en Lima compartiendo espacio con su esposa durante medio siglo, Patricia Llosa, madre de sus hijos. El escritor hispano-peruano remató esta novela recién anunciado en su privilegiado apartamento en Lima con vistas al Pacífico.
La nueva novela que estaba preparando el Nobel de Literatura de 2010 se anunció que iba a llamarse ¿Un champacito, hermanito? nombre que causaba cierta perplejidad pero que era una ironía contra las huachafas, las cursilerías, lo hortera, en un término peruano. Así que de horteradas, nada, que el escritor inmortal, tal como fue elevado por la Academia Francesa, cultiva la elegancia y aún más en los escritos.
La editorial Alfaguara anunciaba este martes el nombre de esa nueva novela de Vargas Llosa que recibirá el nombre de Le dedico mi silencio. Un silencio que el propio escritor ha mantenido sobre Preysler a lo largo de estos meses, aunque no así de su entorno, que ha criticado el vacío y la indiferencia que sufría el escritor en la casa de su entonces pareja. Vargas Llosa calló, pero en el relato Los vientos Los vientosdesgrana burlas amargas, entre el desconcierto y la desmemoria del personaje.
Te doy mi silencio es una novela ambientada en los sonidos, en el mundo de la música popular en Perú, un pretexto para a su vez reflexionar sobre utopías y desencantos. La influencia de Isabel Preysler al menos debe traslucirse en muchos párrafos ya que la novela fue comenzado cuando aún le restaban meses de convivencia en Madrid con la madre de Tamara Falcó.
Asi presenta Vargas Llosa su novela Le dedico mi silencio: "el vals, nacido en los callejones de Lima, integró al Perú. Aquí cuento esa historia, y con ella agradezco un secreto amor que me ha acompañado toda la vida: el que siento por la música criolla y, en especial, por el vals de mi país".
La sinopsis versa sobre la figura de Toño Azpilcueta, un experto en música criolla, que descubre a un guitarrista virtuoso, Lalo Molfino, cuyo talento parece confirmar todas sus intuiciones: el amor profundo que siente por los valses, marineras, polkas y huaynos peruanos tiene una justificación social. Tal vez lo que ocurra es que la música criolla sea, en realidad, no sólo una seña de identidad de todo un país y expresión de esa actitud tan peruana de la huachafería, sino algo mucho más importante: un elemento capaz de provocar una revolución social, de derribar prejuicios y barreras raciales para unir al país entero en un abrazo fraterno y mestizo.
La novela transcurre a principios de los años 90 entre los atentados de la banda terrorista Sendero Luminoso y la música parece ser de los pocos elementos que es capaz de aglutinar y fortalecer a la sociedad peruana.
Para saber hasta dónde ha podido influir Isabel Preysler habrá que esperar al 26 de octubre, fecha de lanzamiento de la novela publicada por Alfaguara que contará con un eco mediático más allá de las secciones de Cultura de los periódicos.
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