Las tres bodas de María Jiménez y un único marido: la dramática relación con Pepe Sancho
Malos tratos
La fallecida cantante llevó a su libro 'Calla canalla' los malos tratos del padre de su hijo Alejandro y reconocía que le hubiera gustado denunciarle para llevarlo a la cárcel
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"La boda del bandolero y la folclórica" tildaban los medios cuando en 1980, en la trianera iglesia de Santa Ana, se casaron la cantante María Jiménez, fallecida este jueves a los 73 años, y el actor Pepe Sancho. Ella era una voz popular de un renovado flamenco y él gozaba de la popularidad de la serie Curro Jiménez que había recién finalizado en TVE. Siempre será El Estudiante aunque hizo muchos otros valiosos papeles en el cine y la televisión.
El encuentro de María y Pepe "fue un flechazo", pero después fueron "veinte puñaladas". Se conocieron cuando él promocionaba en 1979 un lamentable disco de canciones satíricos cuando aspiraba a ser artista musical aprovechando su fama televisiva. Ella era una figura consolidada, artista de las de rompe y rasga, como decía como cliché por entonces, pero en un quebradizo mundo discográfico.
Se jugaron a cara o cruz celebrar la boda en sus respectivas localidades y salió Sevilla, no Manises. Sancho estaba muy enamorado de una prendada esposa y acogió como padre a la hija que tenía María Jiménez de soltera, que a los ojos de la sociedad de entonces estaba mal visto. Rocío Sancho ya adolescente fallecería en accidente de tráfico en enero de 1985 cuando tenía 16 años. Fue un absoluto mazazo para la cantante, que ya había vivido la primera separación de Pepe Sancho.
Fueron años difíciles, la pareja se rompió por los continuos malos tratos de él, tal como traslado María en su libro de memorias Calla canalla. Celoso aunque él era infiel, la artista recordaba en entrevistas que nadie la hubiera respaldado entonces en su denuncia. Pero con la legislación actual le hubiera "encantado" denunciar a su entonces pareja para verlo en la cárcel.
En 1983 tuvieron un fruto de su matrimonio, nació Alejandro, que ha estado junto a su madre en todos estos difíciles años de enfermedad últimos, como la septicemia por una obstrucción intestinal que la tuvo en coma durante tres años.
La prematura muerte de Rocío reconcilió a la pareja de la cantante y el bandolero", pero el propósito de enmienda Sancho fue luengo y frágil. Se repitieron los malos tratos y el calvario de María, aquella niña que prefería fregar los platos del comedor de su colegio antes de entrar en clase y que pedía limpiar las casas que atendía a cambio de que la señora del hogar le dejara cantar mientras hacía las tareas. Emigrante adolescente en Barcelona, María Jiménez encontró allí de forma involuntaria su primera oportunidad artística. Su estrellato en los tablaos fue fulgurante por su temperamento, su pasión (por entonces le dirían "su descaro") y tuvo que complacer más de un favor sexual para salir adelante en aquellos primeros pasos en el mundo de la música comercial. Una mujer maltratada que tuvo que abrirse a dentelladas amargas.
Sufriendo tanto el machismo, siempre reconoció que había querido realmente a pocos hombres, como el padre de su hija, un empresario agropecuario que se quitó de en medio, y su único marido, con el que se casó otras dos veces, con ceremonias de ritos extravagantes para sufragar jugosas portadas.
La segunda boda fue en 1987, en Costa Rica. Tras su divorcio, aliviada ella de las tundas, el ímpetu les llevó a formalizar de nuevo la relación. Y después hubo otro sí quiero en la exótica Bali. Y siempre el calvario, en Madrid, en Sevilla o en Chiclana.
"Se acabó", una canción himno de la propia María y que ahora mismo es un lema. En 2002 se divorciaban definitivamente con duras acusaciones cruzadas. María Jiménez iniciaba una segunda etapa musical de éxito, renovada, que le llevaría incluso a contar con un programa en Canal Sur, Bienaventurados, mientras Pepe volvía a despuntar en la interpretación. Su última gran serie fue Crematorio, con un papel protagonista, un empresario valenciano corrupto, un capo inmobiliario, que le venía como un guante. Por entonces Sancho había encontrado una feliz pareja, la periodista radiofónica y escritora Reyes Monforte, con la que se casó en 2006, en una relación que sólo pudo romper la muerte del actor en 2013. El libro Calla canalla fue a lo largo de sus últimos años una losa y un motivo de conflicto añadido en una pareja de vaivenes dramáticos.
María Jiménez era una mujer de supervivencia y de remontadas, estaba dispuesta a resucitar cada vez que fuera a morirse. Ahora, seguro que también.
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