La erótica que encierra el poder

La relación entre Albert Rivera y Malú ha tenido tal repercusión mediática que la primera foto de la pareja del momento junta podría costar miles de euros. A falta de confirmación oficial, los medios del corazón se contentan con las declaraciones de los padres de la cantante acerca de su supuesto yerno. En el caso de consolidarse lo que de momento parece un romance de unos meses, la pareja seguiría el ejemplo de otros casos famosos en los que la erótica del poder ha jugado un importante papel. Henry Kissinger, el que fuera secretario de Estado del gobierno americano durante los mandatos de Richard Nixon y Gerald Ford, dijo una vez que el poder es el mayor afrodisíaco. La fama tampoco está mal. En el caso de Malú y Rivera, la popularidad de ella también podría beneficiarle al político, ahora en plena precampaña electoral.

Miguel Boyer e Isabel Preysler, o Julián Muñoz e Isabel Pantoja son ejemplos recientes en España de políticos que se enamoran de artistas o celebrities. Por la relación entre el ministro de Economía y Hacienda del primer gobierno de Felipe González y la ex mujer de Julio Iglesias nadie apostaba a finales de los 80. Dejando aparte la guerra por su herencia con su primera mujer, Elena Arnedo, y sus dos primeros hijos, Boyer y Preysler estuvieron juntos casi tres décadas, aunque los primeros años de amor los vivieron de manera clandestina puesto que ambos estaban casados. Él abandonó su carrera política por ella y vio cómo su vida privada saltaba a contarse en el papel couché. Ella, a cambio, redujo sus apariciones públicas para acomodarse a la vida tranquila que él prefería. Cuando se casaron, Boyer tenía 48 años y era presidente del Banco Exterior de España. Fue la tercera boda para ella, a los 36 años, y la segunda para él. Tuvieron una hija, Ana, que heredó la inteligencia de él y la elegancia de ella. Sus anteriores hijos le llamaban el 'tío Miguel'. Boyer sufrió un ictus en 2012 e Isabel estuvo a su lado hasta el 29 de septiembre de 2014, cuando murió a causa de una embolia pulmonar.

Lo de la Pantoja y Julián Muñoz fue un caso de erótica del poder en toda regla. La folklórica se rindió al entonces omnipotente alcalde de Marbella y en la romería del Rocío de 2003 posaron sin tapujos ante los flashes comiéndose a besos. El amor les duró sólo un año. En 2006 él fue detenido y arrancaba la operación Malaya.

Carla Bruni y Nicolas Sarkozy, en cambio, se casaron y llevan ya más de una década juntos. Su romance nació en el Elíseo bajo la sospecha de que se trataba de un montaje para beneficiar al entonces presidente francés. Su relación salió a la luz a finales de 2007 y ya tienen una hija en común, Giulia, de siete años. Ella ejerció un tiempo como primera dama y ahora su matrimonio continúa más discretamente. Quién sabe qué futuro depara al incipiente amor entre Malú y Albert Rivera.