De Kate a princesa Catalina
A mediodía comenzará la ceremonia religiosa en Westminster. Después, el ya matrimonio se dirigirá a Buckingham Palace en carroza y saludará, a las 14:25, desde uno de los balcones.
Hoy es el gran día. El príncipe Guillermo y Kate Middleton contraerán matrimonio en la abadía de Westminster en presencia de 1.900 invitados, entre los que figuran una representación importante de la realeza europea, políticos, personalidades ilustres y estrellas del mundo del arte, la cultura, la música y el deporte. Un enlace cuyo presupuesto se ha cifrado en torno a los 45 millones de euros; aunque los británicos esperan rentabilizar la inversión ingresando hoy, sobre todo en concepto de turismo, hasta 12 veces más de lo gastado.
El Reino Unido se despertará temprano, pues los primeros invitados está previsto que empiecen a acceder a Westminster en torno a las nueve y cuarto de la mañana (hora española, en Londres es una hora menos). Un cuarto de hora antes la reina Isabel habrá emitido un comunicado informando de los títulos y el tratamiento que recibirá la pareja. Aunque lo que es seguro es que desde que salga de la abadía Kate pasará a ser la princesa Catalina de Inglaterra.
El novio llegará a la abadía procedente de Clarence House acompañado de su hermano y padrino, el príncipe Enrique, a las once y diez. Alrededor de las doce menos cuarto llegarán los miembros de la familia real inglesa y, en último lugar, hará su entrada a Westminster la reina Isabel II.
A las doce menos diez se desvelará el secreto mejor guardado del día: el diseño del vestido de la novia. Cuando Kate acceda a la abadía, a mediodía, Buckingham emitirá un comunicado oficial informando de los detalles del traje y del nombre del diseñador.
Del brazo de su padre, Michael Middleton, y atravesando un auténtico bosque compuesto por una docena de arces silvestres ingleses con los que se ha decorado la nave central, la novia avanzará al ritmo de un himno de la coronación, el titulado I was glad. Otro detalle de la ceremonia, oficiada por el dean de Westminster, John Hall, es que en sus votos prometerá "amar, confortar y honrar" al príncipe Guillermo, no "obedecer".
En la comitiva que se dirigirá a Buckingham, escenario del banquete, el ya matrimonio se trasladará en la misma carroza que en su boda lo hicieron el príncipe Carlos y Lady Di, una State Landau tirada por caballos blancos. A las dos y veinticinco se producirá otro de los momentos más esperados: el del saludo desde el balcón de Palacio y el beso.
Bienvenida a la realeza
Todo está listo para la boda del año. Relajados y con el propósito de no trasnochar demasiado, alrededor de 90 invitados de la realeza disfrutaron en la noche previa al enlace del príncipe Guillermo de una cena de bienvenida por cortesía de la reina Isabel. En el Mandarin Oriental, uno de los mejores hoteles de Londres con magníficas vistas sobre Hyde Park, los miembros de las principales casas reales europeas pudieron saludarse antes de la boda recién aterrizados en el Reino Unido. Entre ellos, Doña Sofía, acudió a la cita muy elegante vistiendo un traje de color marrón de Margarita Nuez. Los Príncipes de Asturias tampoco faltaron haciendo gala, una vez más, de su atractivo. Doña Letizia optó para la ocasión por un diseñador que nunca le ha fallado, Felipe Varela, y lució un modelo en color malva de escote palabra de honor y detalles florales. Para la boda de hoy está previsto que recurra a otro modelo de la misma firma. El Príncipe vistió el tradicional esmoquin, requerido en la etiqueta para los caballeros. El traje largo y los colores vivos primaron en las damas.
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