Harry, marcado por la sombra materna

Su complicada adolescencia y juventud, que le granjeó sonadas polémicas, tenía una base de sus difíciles vivencias infantiles

El príncipe Enrique en un discurso hace unas semanas.
El príncipe Enrique en un discurso hace unas semanas. / Fotos: Efe
Silvia Kusido (Dpa)

18 de mayo 2018 - 23:12

Antes era el "príncipe de las fiestas", pero hace ya tiempo que Enrique, de 33 años, está mucho más tranquilo. Desde la adolescencia llamó la atención sobre todo por sus borracheras y amoríos. La mayor polémica fue en 2005, cuando apareció disfrazado en una fiesta con un brazalete con una esvástica. "Harry the Nazi", tituló The Sun. En el elitista internado de Eton acumulaba malas notas, pero el temerario príncipe creía que su futuro era convertirse en una estrella del polo. Se le conocía como el "Robbie Williams de la realeza" por su éxito con las féminas.

Para escoger a su esposa no ha tenido en cuenta convenciones. Pese a la mala fama que acumuló durante su pubertad, Henry Charles Albert David Mountbatten-Windsor es sensible y vulnerable. Lo demostró el año pasado, a punto de cumplirse el 20 aniversario de la muerte de su madre, Diana, que falleció en aquel accidente en París. Habló entonces de los problemas psicológicos que tuvo y que marcaron su niñez y a la postre su adolescencia y juventud. "Escondí la cabeza y me negué a pensar en mi madre", confesó el príncipe, que tenía 12 años cuando murió Diana de Gales. Aquella reacción afectó a su vida privada y a su trabajo. Sufrió ansiedad. Ya con 28 años buscó ayuda psicológica y trabajó su nivel de agresividad gracias al boxeo.

Sus meteduras de pata eran fruto de una mezcla de ira, rebelión e ingenuidad. Tras lo del brazalete tuvo que disculparse en público. "Habría necesitado algo más de orientación" señaló Penny Junor, investigador sobre la familia real. Uno de sus principales apoyos fue siempre su hermano mayor, el príncipe Guillermo. Ambos se llevan bien y siguen bromeando en público. Hoy será su padrino, como también lo fue Harry en la boda de su hermano en 2011.

Pese a su turbulenta adolescencia, los británicos lo perdonaron rápidamente. Sirvió durante diez años en el Ejército, donde se formó como piloto de helicóptero, estuvo dos veces de misión en Afganistán y llegó a ser capitán antes de terminar su carrera en las Fuerzas Armadas, en 2015. Su atractivo le jugó una mala pasada de infidelidad con la antecesora de Meghan, la actriz británica Cressida Bonas que estuvo llamada a ser la novia de un día como hoy.

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