Eugenia y Fran, frente a frente por su hija
La hija de la duquesa de Alba yel torero han acudido a a vista oral por la custodia de su niña de 13 años, Cayetana, en el Juzgado de Familia de Madrid. Ambos, que no llegaron a encontrarse, estuvieron serios y no respondieron a las preguntas de los medios.
Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera se vieron las caras ayer en los juzgados en los que se celebró la vista oral por la custodia de la hija de ambos, Cayetana, de 13 años de edad. El torero interpuso una demanda en el mes de julio para reclamar la guarda y custodia de Tana -como la llaman cariñosamente en su entorno-, que hasta ahora ha vivido en Madrid con su madre. Según afirma el padre, fue la propia menor la que le pidió marcharse a vivir con él a Sevilla. Tras esta petición, Francisco inició una batalla legal que ayer les llevó ante el Juzgado de Familia de Madrid.
Poco antes de las nueve de la mañana, la hija de la duquesa de Alba llegaba acompañada de su hija Cayetana a los juzgados. La duquesa de Montoro entró por la puerta principal con su abogada Cristina Peña, conocida por llevar el caso de Jaime de Marichalar contra la revista Época.
Eugenia quiso evitar que la pequeña de 13 años entrará por la puerta principal, donde se encontraban varios medios de comunicación. Por eso dejó a la niña en una puerta trasera de los juzgados. La duquesa, muy seria, con unas maxigafas de sol, evitó hacer declaraciones y contestó con un simple "gracias" a las preguntas de los periodistas. La pequeña de los Alba lucía una camisa blanca de manga larga, pantalón de pinzas negro y un maxibolso de piel como único complemento aparte de las gafas de sol.
Cuarenta y cinco minutos después era Francisco Rivera quien llegaba al edificio judicial acompañado de sus abogados para presentar los motivos por los que reclama la custodia de su hija. El torero también evitó contestar a ninguna de las preguntas que se le hicieron a su llegada. Los testigos de ambas partes declararon ante el juez a partir de las diez. La pequeña Cayetana también se ha visto obligada a responder a las preguntas del tribunal, algo que se podría haber evitado si sus padres hubieran llegado antes a un acuerdo.
Eugenia vive con su hija desde que ella y Francisco Rivera se separaron en 2002 tras cuatro años de matrimonio. Ahora resta saber si el juez estima conveniente quitarle la custodia de la niña y dársela al padre.
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