¿Eres guapo o feo? Todo es cuestión de carácter
Estilo, cuidados, higiene e interés por "ir bien" conjuntan las cualidades para ser más atractivo.
Traer de serie un rostro agraciado realmente no tiene mérito. Ser guapo (o feo) no es cuestión de modas y hay hombres que sin ser nada del otro mundo se han convertido en ídolos femeninos, y por supuesto, masculinos. Ahí está el hijo de Anacleto, Quim Gutiérrez, el “guapifeo” es pañol más universal, incluso metido a modelo para El Corte Inglés. Ser guapo no es necesario, aunque a veces ayude (bastante), para triunfar.
El desafío está en cuidar el cuerpo y la imagen, mantenerse atento a un estilo, a unas formas y a una personalidad que alimenten un magnetismo: la cuestión es convertirse en una persona atractiva (hombre o mujer). Un atractivo que debe mimarse a diario y que no se fabrica en un pis pas a lo Cámbiame, por mucho que la genética haya sido benefactora.
El atractivo es una combinación de presencia (un aspecto cuidado) y esencia (un estilo cuidado). Feos de las alfombras rojas como el Sherlock Benedict Cumberbatch o el Manolete Adrien Brody se crecen con vestuario y sobre todo, con carácter propio, con un aura más hecha que de origen.
El icono heterodoxo más sorprendente que ha cautivado en las marquesinas de los autobuses y las contraportadas va unido a la marca Loewe, firma que lo ha recuperado en este año para su nueva versión del perfume Solo. El tipo de la nariz quevediana y perfilada perilla se llama Paolo Henriques, portugués, en concreto portuense, de Oporto, un modelo cuya vida profesional transcurre entre París y Moscú pero cuya imagen ha estado muy presente en el último decenio en España. Su perfil altanero tiene evocación de El Greco, de Velázquez, y esa motivación clasicista fue la que llevó a Loewe a confiar en la imagen de un feo clamoroso.Feo, pero no tanto; feo con atractivo. En su nueva imagen va a lomos de una valiosa motocicleta artesanal, tras quedar atrás los cascos de los caballos. Henriques, siempre enigmático, vuelve a presidir los carteles con un rostro serio, firme, que no tiene nada que ver con su carácter desenfadado en la vida real. El modelo luso posó hace unos días en una presentación de la campaña de su aroma junto a Alejandra Silva, precisamente actual amor de Richard Gere, el magnetismo encanecido por excelencia de los ojos más diminutos de Hollywood. Henriques, por su parte, nunca renunciará a su peculiar rostro que le dota de esa personalidad única. Ni se someterá a cirugía y ni siquiera al photoshop en el papel.
Pertenece a esa reconocible estirpe de hombres con sello, que atrapan las miradas ajenas, como Tyrion Lannister, el actor Peter Dinklage, con un carácter cautivador que se sintetiza en sus ojos, sin importar la estatura. Otro rostro peculiar, el de Adam Driver, le ha convertido en el gran malo de la última StarWars donde Han Solo-Harrison demuestra en su avance que los años tampoco son obstáculo para mantener intacto el imán. Y hay rostros imprevisibles como el de Shaun Ross, un joven albino negroide, nacido en el Bronx, que es el modelo masculino más solicitado en estos momentos, con permiso de David Gandy donde cara, percha y carácter ahí sí se unen con una naturalidad la mar de envidiable para el resto de la humanidad.
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