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Culebrones del verano

Las vacaciones de las Obama, el beso de Casillas y Sara Carbonero, la pugna entre Trinidad Jiménez y Tomás Gómez o la visita de Aznar a Melilla, temas estrella de estos meses.

Michelle Obama pasea por las calles del centro histórico de Marbella rodeada de un amplio dispositivo de seguridad./Sergio Camacho
Esther Aguirre (Efe)

22 de agosto 2010 - 18:42

La visita relámpago de Michelle Obama, el beso de Iker Casillas y Sara Carbonero, la pugna entre Trinidad Jiménez y Tomás Gómez y, cómo no, la visita del ciclón Aznar a Melilla han sido algunos de los culebrones que, al más puro estilo de Hollywood, han mantenido entretenidos o en vilo a los españoles este verano. Como cada año, el glamour, el amor, el morbo, el cotilleo, el suspense, los complots o las conspiraciones políticas suplen, sin defraudar, la falta de información de los kioskos para convertirse en cócteles explosivos y, por ende, en folletines por entregas.

Que una periodista guapa como Sara Carbonero haya enamorado a Iker Casillas, uno de los deportistas más codiciados por las jovencitas, es un chisme que interesa, pero si además de este amor apasionado son testigos millones de telespectadores en todo el mundo, no hay duda: estamos ante el culebrón del verano. Mejor imposible podría ser el título de esta telenovela de amor, cuyos protagonistas principales, Iker y Sara, firmarían, sin lugar a dudas, a pesar de los obstáculos y dificultades con que se toparon al comienzo de su relación, sobre todo la segunda, que pasó de ser en unos días la fuente de distracción del portero a talismán de la selección.

El revuelo que se formó con la visita de Michelle Obama y de su hija Sasha a nuestro país, regalando saludos y sonrisas a diestro y siniestro, ha sido otro de los culebrones favoritos y, por lo tanto, más seguido del verano, no sólo en España sino también en Estados Unidos. Su paso por Marbella, que fue un visto y no visto, ha llevado a muchos a recordar, entre risas a algunos y con nostalgia a otros, la película Bienvenido Mister Marshall, de Luis García Berlanga, por las expectativas que generó.

Al margen de tanto glamour y a pesar de la inactividad parlamentaria, no hay verano que se tercie sin el folletín político de turno, pero esta vez sus protagonistas no han sido los de casi siempre, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón, sino Trinidad Jiménez y Tomás Gómez por su rivalidad para encabezar la lista del PSOE a la Comunidad de Madrid. Que si uno es mejor candidato que el otro, que si las encuestas favorecen a Trini, que si le apoya Zapatero, que si Gómez tiene el aparato federal en contra, pobriño... en fin un culebrón con tintes melodramáticos, que podríamos llamar La llegada del huracán Trini, con perdón de la ministra, por su argumento lleno de disputas reproches, mosqueos y desaires que garantizan un verano y otoño caliente.

Aparte de estos tres ejemplos y de Las llamaradas veraniegas provocadas por los pirómanos, otra historia que a buen seguro no va a pasar desapercibido y se convertirá en otro culebrón será la visita que esta misma semana ha hecho el ex presidente del Gobierno José María Aznar a Melilla. Su presencia en esta ciudad autónoma ha sido como un ciclón porque, desde que la hizo, ha barrido en los medios de comunicación, avivando un debate ya recurrente que ha cabreado a más de uno, si no que se lo digan al ministro de Fomento, José Blanco.

Y este numerito que está a punto de convertirse en el culebrón político de la oposición se suma así a los que se han sucedido a lo largo de la última década, muchos de ellos difíciles de olvidar como El asalto al islote Perejil, episodio que, entre la guasa y el estupor de los ciudadanos, se solucionó gracias a la intervención de La Armada invencible...Y podríamos seguir.

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