Charlene, ¿amor por contrato?

El supuesto embarazo de la princesa vuelve a poner de actualidad el acuerdo prenupcial de ésta y Alberto II

La pareja en el día de su boda civil.
La pareja en el día de su boda civil.
Gema Amil

31 de agosto 2011 - 01:00

No ha pasado ni una semana desde que la prensa italiana especulara con un posible embarazo de Charlene de Mónaco y la polémica ha vuelto a la apacible vida de la princesa. Mientras la sudafricana intenta hacer de tripas corazón y olvidar los comentarios sobre crisis en su matrimonio refugiada en su palacio, que por cierto está redecorando a su gusto, los medios vuelven a sacar a la luz las cláusulas de su férreo acuerdo matrimonial. Ése que, dicen, estuvo a punto de poner fin a su sueño de convertirse en consorte del Principado. Las especulaciones sobre su infelicidad no le abandonan desde incluso antes de dar el 'sí quiero' al príncipe monegasco y su supuesta maternidad, lejos de acallar rumores, alimenta las bocas de aquellos que afirman que la princesa está encerrada en una jaula de oro. Ésta se comprometió, bajo contrato, a dar un hijo varón a su marido, para que éste asegurara la línea sucesoria pues sus dos hijos ilegítimos no tienen derecho al trono, así como a estar casada con él cinco años, como mínimo. Cuentan que hasta que no cumpla ese plazo no puede pedir el divorcio ni la separación, aunque si antes llega el deseado heredero las cosas se le facilitarían. Esto, junto al posible estado de buena esperanza de la bella ex nadadora a tan sólo dos meses de su boda, han levantado un gran revuelo. La prensa es tajante respecto al tema: ¿Quiere Charlene salir de este trámite? ¿Su matrimonio en lugar de basarse en el amor es por interés? Muchas son las preguntas que se cuecen en los tabloides europeos ante las que la familia Grimaldi se muestra indiferente y se mantiene al margen.

La relación de los Príncipes de Mónaco nunca ha estado en entredicho y ha sido su enlace el que curiosamente está desestabilizando sus cimientos. Los nunca confirmados intentos de fuga de la novia horas antes de su boda, las agrias lágrimas de ésta en el esperado día y su semblante serio, distante y melancólico desde ese momento han ocupado horas de televisión y titulares de prensa durante semanas. Ni la espectacular reaparición del matrimonio en el Baile de la Rosa, con una Charlene radiante y sonriente, ha terminado con la pesadilla para la pareja. Del posible embarazo de la princesa aún no se ha pronunciado la Casa Real monegasca, que sigue estando en el ojo del huracán. Aún así, Charlene sigue ocupando la figura de princesa tan ansiada y deseada por los monegascos, aunque su imagen aún está muy lejos de convertirse en un mito como ocurrió con la desaparecida princesa Gracia. No obstante, la idea de un nuevo Grimaldi ha conmocionado a sus conciudadanos, que quieren terminar de una vez con la maldición que los persigue desde hace años.

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