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Charlene Wittstock y Alberto II se dan el "sí quiero" en Mónaco

Los príncipes se dieron un baño popular tras el enlace religioso con un recorrido por lugares emblemáticos del Principado.

Charlene Wittstock y Alberto II se dan el "sí quiero" en Mónaco
Agencias

02 de julio 2011 - 17:32

El príncipe Alberto II de Mónaco y la sudafricana Charlene Wittstockse dieron el "sí" en una solemne ceremonia religiosa celebrada en el palacio del principado, un día después de haber contraído matrimonio por lo civil.

El patio del palacio, del siglo XIII, se transformó en una catedral al aire libre donde se reunieron jefes de Estado, representantes de las casas reales europeas y famosos en la primera boda real que ve Mónaco desde que hace más de medio siglo contrajeran matrimonio Rainiero y Grace Kelly.

El príncipe Alberto, que gobierna el pequeño Estado en la riviera francesa desde 2005, llegó el primero, enfundado en el uniforme color crema de la guardia de palacio.Charlene, cruzó la alfombra roja poco después, del brazo de su padre, luciendo un vestido de seda blanca con los hombros al descubierto diseñado por Giorgio Armani, con una larga cola y velo.

Sonriendo tímidamente tras un velo de tul, la ex campeona de natación llevaba su melena rubia recogida en un chignon y fue saludada con un fuerte aplauso. Según fuentes de palacio, su vestido -diseñado por Giorgio Armani- costó más de 2.500 horas de trabajo y tiene 40.000 cristales Swarovski.

La misa fue oficiada en francés por el arzobispo de Mónaco, Bernard Barsi, desde un altar erigido a los pies de la imponente escalera doble de mármol del patio del palacio. El príncipe, con el rostro relajado, fue el primero en pronunciar sus votos, guiñando el ojo a la novia antes de pronunciar el "sí". Charlene, visiblemente emocionada, miró hacia abajo en varias ocasiones.

Después de que la pareja se intercambiara los anillos, la cantante sudafricana Pumeza Matshikiza entonó la Click Song de Miriam Makeba. El arzobispo deseó a los novios que tengan un fructífero matrimonio para su propia felicidad y la de los monegascos.

En las primeras filas se sentaba la familia Grimaldi, encabezada por las hermanas del novio: Carolina -sin Ernesto de Hanóver- y Estefanía. Más atrás se veía al presidente francés, Nicolas Sarkozy, al actor Roger Moore, al modisto Karl Lagerfeld y a la top model Naomi Campbell.

También hay una amplia representación de las casas reales europeas, con la ausencia de España. El único español que se ha desplazado a la Costa Azul es Luis Alfonso de Borbón, acompañado de su esposa Margarita.

Baño popular y lágrimas de Charlene

Los príncipes Alberto II y Charlene de Mónaco se dieron un nuevo baño popular tras la celebración de la boda religiosa, con un recorrido por lugares emblemáticos del Principado hasta la iglesia en el que la novia depositó su ramo.

La pareja salió de Palacio hacia las 16:30, cuando terminó su enlace, y en un descapotable, un Lexus LS 600h Landaulet concebido para la ocasión, se dirigieron hasta la capilla de Santa Devota, la misma en la que hace 55 años la fallecida Gracia entregó su ramo tras su boda con Rainiero III.

La ceremonia religiosa no se había caracterizado por el intercambio de miradas o comentarios cómplices entre la pareja, sino por la seriedad del nuevo matrimonio, con momentos de distensión escasos y puntuales, como cuando la soprano sudafricana Pumeza Matshikiza cantó justo después del intercambio de alianzas.

No obstante, una vez dentro de la capilla, mientrasMarie-Clotilde Würz-De Baets, y su hija, de once años, entonaban el canto a la Virgen, la princesa cedió a la presión y emoción del momento y derramó algunas lágrimas.

La gente, no demasiado numerosa, saludó a la pareja durante el trayecto ondeando banderas monegascas y sudafricanas, tras lo cual los novios volvieron de nuevo a Palacio para hacerse los retratos oficiales y dirigirse posteriormente a la cena oficial en la Opera Garnier.

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