Un cambio radical
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La madrina de la boda del año
Carolina Molas llevará a su hijo, Íñigo Onieva, al altar para que se case con Tamara Falcó el próximo 17 de junio. El paño de lágrimas de su hijo durante los momentos complicados que afrontó tras la ruptura con la marquesa de Griñón, obtiene su recompensa siendo elegida por Íñigo para ser la madrina de la boda del año. La decisión ha estado rodeada de cierta polémica, ya que afecta de manera directa a Isabel Preysler, que no podrá ser la madrina de su hija.
La empresaria ha sido el principal apoyo de su hijo durante la ruptura y probablemente la persona que más ha confiado en la historia de amor de su hijo con Tamara Falcó. La madre de Íñigo también lo ha pasado mal. Prueba de ello fue cuando rompió a llorar delante de las reporteros que le preguntaban con insistencia sobre la ruptura de la pareja. Su actitud contrasta con la mostrada por Isabel Preysler, la madre de Tamara, que no ha sido tan benevolente con el regreso de la pareja.
Pese a ello, se encuentran muchas semejanzas en los perfiles de ambas mujeres. La batalla de suegras está servida. A ambas le separan casi 20 años de diferencia, pero conservan su atractivo intacto, fruto de una excelente genética. En el caso de Carolina han llegado a confundirla con su hija, Alejandra Onieva. Tanto Carolina como Isabel han mantenido una vida sentimental ajetreada. La madre de Íñigo Onieva ha pasado dos veces por el altar. La primera vez fue con padre de sus tres hijos, Íñigo Onieva, director global de E-Commerce del Grupo Barceló. Tras divorciarse, la empresaria se quedó en la casa familiar de La Moraleja, mientras que el padre de Íñigo se instaló en México. Allí volvió a casarse y tuvo un cuarto hijo, Willy. Molas le dio una nueva oportunidad al amor con José Ignacio de Guadamillas, un empresario del sector inmobiliario, con el que contrajo matrimonio en 2017. Su historia de amor acabó el pasado verano.
La relación de su hijo con Tamara Falcó le ha otorgado más notoriedad. Carolina Molas, de 53 años, ha visto como se incrementaba el número de seguidores de su perfil de Instagram. Actualmente está muy cerca de los 4.000 seguidores, aunque su cuenta es privada para huir del revuelo mediático. Molas procede de una familia acomodada. Su padre, Carlos Molas, fundó en los años 60 la empresa Cemevisa, dedicada a la comercialización de electrodomésticos. Ella ejerce de CEO y accionista de la empresa familiar. Cabe destacar que desde su llegada la empresa ha multiplicado sus beneficios. La suegra de Tamara Falcó también cuenta con participaciones en una veintena de empresas del holding familiar, por lo que su nivel de vida es alto y guarda cierta semejanza con el de su consuegra, Isabel Preysler.
Carolina Molas comparte con la futura mujer de su hijo la pasión por la moda. Ambas han ido juntas de compras por las tiendas más exclusivas de Madrid. La relación entre Carolina y Tamara, que apenas se llevan diez años de diferencia, es excelente, tal y como se ha comprobado en los eventos a los que han asistido. ¿Será Carolina Molas la próxima reina de corazones?
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