Borja Thyssen, el hijo de su padre, Manolo Segura
Las memorias de la baronesa Thyssen que se publican en Hola tienen algunos olvidos, pero, hay que reconocerlo, no ha tenido problemas en recordar y reconocer que Manolo Segura es el padre biológico de su hijo Borja. La maternidad de Carmen se produjo años después del fallecimiento de su primer marido y recién espabilada de los martirios y presidios del segundo, Espartaco Santoni.
Aquella pizpireta Miss España se desposó con el tarzán Lex Baker (que algunos programas hepáticos televisivos se empeñan en nombrar como Barker), el primer rey de los monos de pelo rubio. Fue sustituto de Johnny Weissmuller y durante toda su vida vivió de las rentas de la media docena de aventuras selváticas. La madre de Tita estuvo al quite para colocar a la niña al lado del actor durante un vuelo. Subió como una joven promesa y bajó las escalerillas como la prometida de un actor menor de Hollywood.
Su travesía por Los Ángeles fue la primera gran etapa de la futura baronesa que tras la muerte de Lex anduvo varada por los confines nacionales a su regreso. En esas apareció el inquieto Manolo, el propietario de la mitad de los genes del padre de Sacha, último heredero Thyssen, y esposo de Blanca Cuesta, el yang de Tita, con quien ha tenido sus más, sus menos y sus tantos por ciento. Borja apareció penitente en la pasada Semana Santa de Málaga. Parecía purgar pecados y encontronazos.
Borja fue el ojito derecho de aquel barón mecenas, maestro de las finanzas y señor de los ascensores que condujo, sin paradas, al ático social a Carmen. Aquel niño que nació entre tantas fatigas en la cuenta corriente, se transformó en un rubicundo querubín que le salió a Tita algo macarra.
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