Blanchett: el triunfo de una 'anti-star'
Disney ha sido la última en confiar en esta camaleónica actriz australiana, una mujer a la que no le gusta la fama a pesar de tener en su haber los cuatro grandes premios del cine.
Muchos la consideran la sucesora de Meryl Streep. Su sencillez fuera de los escenarios y su naturaleza camaleónica dentro de ellos, capaz de hacer suyos los papeles más complejos, hacen de Cate Blanchett una de las actrices más completas del panorama actual. A sus 45 años es una de las pocas actrices que tiene el privilegio de haber recibido en un mismo año los cuatro grandes galardones del cine (Oscar, Globo de Oro, Bafta y premios del sindicato de autores, SAG) por una misma película.
Pero lo que muchos no saben es que la entrada en el mundo del celuloide de esta australiana se produjo casi por casualidad. Cate acababa de dejar sus estudios de Economía y Bellas Artes en Sydney y decidió tomarse unos meses sabáticos hasta saber su verdadera vocación. Estando de viaje en Reino Unido, fue expulsada del país porque le había caducado su Visa, así que se trasladó hasta El Cairo, donde no sabía que le estaría esperando su futuro. En el hotel en el que se alojaba, un cliente le propuso trabajar de extra en una película, una propuesta que ella entendió como una forma fácil de ganar dinero para continuar con su viaje, sin pensar que allí iba a descubrir su pasión por el mundo de la interpretación.
Cuando volvió a Australia se matriculó en el Instituto Nacional de Arte Dramático y fue entonces cuando comenzó a labrar su futuro.
Primero se le abrieron las puertas del teatro y luego las de la televisión y el cine de su tierra natal. Fue en Camino al paraíso, una producción australoamericana en la que compartía escenas con Glenn Close, cuando comenzó a ver más cerca las grandes producciones de Hollywood.
Aunque su verdadero trampolín hacia la fama le llegó unos años más tarde con el papel de Isabel I de Inglaterra en Elisabeth, una interpretación que le valió su primera nominación a los Oscar.
Comenzaron entonces a lloverle las ofertas para otros títulos comerciales de Hollywood, si bien Blanchett rechazó la mayoría porque tenía claro que sólo interpretaría aquellos papeles que le reportaran nuevas experiencias. Dijo sí, por ejemplo, a El talento de Mr. Ripley, una película por la que consiguió un amplio respaldo tanto por parte de la crítica como del público.
Aunque la industria cinematográfica le reservaba aún su papel más popular, el de la reina de los elfos de El Señor de los Anillos, Galadriel. Aunque aceptó la propuesta y participó en todas las entregas de la saga, Cate Blanchett tenía claro que este tipo de papeles no le reportaba nada como actriz, por lo que solía compaginarlos con otros trabajos en el cine independiente para sentirse así más realizada.
Y es que, si algo tiene claro esta actriz australiana es que no quiere despegarse de sus orígenes teatrales. Por eso desde hace años dirige con su marido, Andrew Upton, la Sydney Theatre Company, en la que todavía sigue actuando de vez en cuando.
Cate Blanchett es de esas pocas actrices a las que los focos y las alfombras rojas no le dicen nada y prefiere mantenerse a miles de kilómetros de Hollywood y llevar una vida hogareña y tranquila junto a su numerosa familia en su Australia natal antes que acudir a grandes fiestas o protagonizar cualquier tipo de escándalo en las revistas del corazón.
La última que se ha fijado en ella para protagonizar una de sus taquilleras películas ha sido la factoría Disney, que le ha confiado el papel de madrastra en la próxima versión de Cenicienta, una cinta que llegará a los cines el próximo mes de marzo y tendrá a Lily James como protagonista.
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