Vulnerabilidad tras las raquetas
Arantxa Sánchez Vicario
Desde hace unos meses la ex tenista se ha convertido en protagonista de revistas y programas del corazón. Su divorcio del empresario Josep Santacana está resultando de lo más conflictivo
El jueves pasado el programa de La 1 Lazos de sangre dedicó su entrega a la familia Sánchez Vicario. Resulta extraño pensar que un deportista se convierta en protagonista de un formato que lo que hace es hablar de lo laboral pero también de lo personal. Para que esto ocurra tiene que haber una historia que enganche a la audiencia. El caso de Arantxa Sánchez Vicario cumple con ambos requisitos. En los últimos años los triunfos deportivos de la que fuera la mejor tenista del mundo han quedado eclipsados por los turbulentos episodios de su vida personal. Su inestabilidad personal creció con su relación con Josep Santacana, el padre de sus hijos. Desde entonces han sido numerosas las noticias sobre la vida personal de la deportista que han salido a la luz. La mayoría sobre su relación con su familia.
Arantxa ha confesado que sus triunfos como tenista le traían muchos quebraderos de cabeza. La presión a la que estaba sometida por parte de quienes la rodeaban, también de su familia, hicieron que su felicidad no fuera la que aparentaba. Pero quienes en su día fueron amigos o conocidos de Arantxa llevan años asegurando que Santacana ha sido el culpable de todos los males de la catalana.
El conflicto más sonado es el que durante años ha mantenido Arantxa con sus padres y hermanos. La familia de la tenista nunca se fió del empresario. Llegaron a ponerle un detective para demostrarle que no era un hombre de fiar y que lo único que le interesaba de ella era el dinero. Pero Arantxa estaba cegada por el amor y decidió romper la relación con su familia. A lo largo de estos años ha habido dos episodios muy sonados. Uno tuvo lugar durante la presentación de las memorias de la ex tenista, donde aseguró que sus padres le habían anulado en muchos momentos de su vida, denunciando malas praxis económicas y psicológicas hacia ellas. El otro ocurrió durante el funeral de su padre, con quien no tenía relación cuando murió. Arantxa, que acudió acompañada por Santacana, fue expulsada del tanatorio por sus hermanos. A las puertas habló con la prensa y no dudó en arremeter contra su familia. El matrimonio continúo con su vida en Miami, junto a sus dos hijos. Hasta que a principios de este año el culebrón dio un giro total.
Cuando salió a la luz la noticia del divorcio de la pareja ninguno quiso pronunciarse. Hasta que semanas más tarde ambos hablaron en programas de televisión dando su versión sobre lo sucedido. Arantxa comenzaba a reconocer que su familia no iba desencaminada cuando afirmaba que su marido tenía interés en su fortuna. Josep achacaba todo a que el amor se rompió poco a poco. Ahora se encuentran en plena guerra, sobre todo por ver qué ocurre con sus hijos. Eso sí, del dinero apenas hablan. Hay quien asegura que no les interesa pronunciarse porque ambos tienen malas prácticas que ocultar. De momento lo único positivo que ha tenido el fin de este matrimonio es que Arantxa Sánchez Vicario ha retomado la relación con su madre y sus hermanos, que no han dudado en arropar y proteger a la que un día demostró ser la más grande con la raqueta. Algo que dista mucho de la vulnerabilidad personal que ha demostrado en los últimos años.
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