El temblor de la llama

THE FLAME OF A CANDLE | FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA

Gil Mata utiliza el marco de la puerta para jugar con la relación de aspecto en la magistral ‘The light of a candle’.
Gil Mata utiliza el marco de la puerta para jugar con la relación de aspecto en la magistral ‘The light of a candle’.
Santiago Gallego

13 de noviembre 2024 - 07:05

La ficha

***** 'The flame of a candle'. Las Nuevas Olas. Drama, Portugal, 2024, 109 min. Dirección y guion: André Gil Mata. Intérpretes: Márcia Breia, Eva Ras, Catarina Carvalho Gomes, Dinis Gomes, Luísa Guerra.

André Gil Mata parece un cineasta de otra época; sus obras tienen que ver con las aspiraciones y grandezas del cinematógrafo y no con las claudicaciones y miserias del audiovisual. Su árbol genealógico obliga por lo tanto a encontrar un espectador de otro tiempo, incluso un crítico también de otro tiempo; casi como un arqueólogo que busca momentos de la historia que hace mucho dejaron de existir o solo perviven como quimeras de contrabando enterradas en los márgenes. A poco que se lea por aquí o por allá sobre una película como The flame of a candle aparecerán citados nombres como los de Tarr, Angelopoulos, Erice, Oliveira, Azevedo Gomes o Rocha, sin que en realidad se le pueda acusar de apropiación ilegítima alguna más allá de pertenecer al mismo árbol familiar, de tener el mismo padre; aquel que los sedujo a todos con el evocador parpadeo de una luz temblorosa y los lanzó al salvaje océano del registro de lo transitorio con una cámara en una mano y una bobina de celuloide en la otra.

En The flame of a candle, Gil Mata filma una casa, dos mujeres y un tiempo que una vez existieron y que hoy solo lo hacen como fantasmas en el recuerdo íntimo del autor. Sin sombra de reconstrucción, sin amago alguno de momificar lo que ya no existe, acude al único sitio desde el que es posible tal evocación: la memoria subjetiva que recurre al cine como mediador, como sumo sacerdote que levanta de la tierra al revenant para colocarlo en una sábana blanca durante el tiempo que dura la proyección y el que aguante el soporte físico. Sabedor en todo momento de lo que está filmando y sobre todo de por qué, el autor de la excepcional A árvore utiliza el plano (fijo o secuencia) como el hogar en el que albergar a un fatigado caminante que viene de sepulcros umbríos y lejanos, de esta manera, en su película el movimiento y el tiempo se encuentran y separan, se acercan y distancian, como en ese travelling circular alrededor de una mesa donde es capaz de viajar atrás en la historia familiar mientras se mueve lentamente por la estancia o en ese último y estremecedor plano secuencia; uno de los inolvidables momentos de este festival.

 

También te puede interesar

stats