"Tenía un plano precioso del Puente de Triana y me lo cargué"
Santi Amodeo. Director
El cineasta sevillano regresa a la independencia de sus orígenes con una película que gira en torno a la adolescencia, las redes sociales y el suicidio y con la que compite en el festival
Santi Amodeo define Las gentiles como su obra "más libre". Tras varios trabajos de encargo, reconecta con la independencia de sus orígenes. Pero su lenguaje ha evolucionado y los temas que le ocupan son otros. Ha hecho una película tan breve (77 minutos) como dura y bella, con un elemento incómodo, el suicidio, acechando desde las redes sociales sobre otros planos conflictivos pero más manejables en la pantalla, como la adolescencia o las relaciones familiares.
El cineasta sevillano habla con pasión de este proyecto, que llevaba intentando poner en pie más de una década y que ahora estrena por fin en la Sección Oficial del Festival de su ciudad, un hito para el cine local. Es consciente de que es una película para espectadores "de ojo entrenado". Pero no hay independencia sin riesgo.
–¿Cómo es eso de volver a trabajar de forma más libre?
–Son etapas. Cuando he hecho proyectos externos, ha sido porque no había manera de levantar películas personales. Las gentiles viene de una idea de 2009 y ahora he podido hacerla gracias a montar mi propia productora junto a Daniel Pérez Astiarraga. En otras películas, como por ejemplo ¿Quién mató a Bambi?, que tenía un presupuesto gigantesco, tuve que aplicar escuadra y cartabón. En esta no; si me equivoco, me equivoco yo.
–¿Siente que, aunque no compartan el mismo universo, Las gentiles conecta en concreto con Astronautas (2003), su primera película en solitario?
–Conectan en algo básico: he vuelto a rodar en cine. Mis últimas películas eran en vídeo y ahora he vuelto al cine, que da otra textura. Y bueno, cuando puedes hacer lo que quieres, vuelves a una iconografía propia, haces lo que más te gusta. Pero creo que hay una evolución y los temas han cambiado radicalmente. Antes tenía unas cosas en la cabeza y ahora tengo otras.
–Las gentiles es una bomba narrativa, mezcla elementos delicados: la adolescencia, las redes sociales, la familia, el suicidio. Pero está muy medida emocionalmente. ¿Cómo ha conseguido librarse del morbo y el sentimentalismo?
–He intentado no forzar las motivaciones de los personajes, por eso quizá no es una película fácil. Gente de ojo entrenado, a la que le guste un cine que va un poco más allá, entrará; pero habrá otro público que se quede fuera porque no entienda qué les pasa a estas chicas. Por lo menos el 70% de lo que sucede procede de cosas reales a las que he llegado investigando en internet. Las he modificado algo para darle estructura dramática, pero son reales. Llegué a esta historia por una noticia que a su vez me llevó a una red social británica para jóvenes, en un momento en el que las redes sociales no estaban tan extendidas. Me llamaba la atención que allí pasaban de hablar de la manicura a decir que se querían morir.
–Gran parte del elenco debuta en el cine, incluidas las dos protagonistas: África de la Cruz y Paula Díaz. Imagino que eso siempre tiene doble filo.
–En el origen del proyecto ya estaba eso. Quería que no hubiera caras conocidas para intentar acercar la verdad. Luego el trabajo de las dos directoras de casting, Ana Rosa Diego y Mercedes del Río, ha sido realmente fantástico. En general el reparto es de un nivel altísimo. Todos los personajes están muy bien escogidos, algunos incluso contra mi opinión. Acertaron ellas.
–Ese registro naturalista que busca en las interpretaciones también se desprende de otros aspectos técnicos: la iluminación, el mismo formato de película…
–Rodar en 16 mm da un toque arty, remite al indie y a su vez a algo más clásico. Y además entronca con las redes sociales. En Instagram, todo es muy arty. Es una historia contada desde las redes sociales de un personaje. Y ese toque ayuda.
–Es inevitable preguntarle cómo ha sido la experiencia de rodar en pandemia.
–Ha tenido cosas buenas y malas. Rodabas con miedo, porque en una producción de este tamaño no hay dinero para imprevistos en la caja. Pero tuvimos mucha disciplina y no hubo contagios. Por otro lado, tenías la ciudad entera para ti.
–Hablando de la ciudad, Las gentiles se suma a esas películas que están haciendo en los últimos veinte años los cineastas de su generación, renovando el imaginario de Sevilla. ¿Cuánto hay de voluntario en eso?
–Todo. Tenía un plano precioso del Puente de Triana y me lo cargué porque pensé que estaba harto de ver eso, cinematográficamente no me aportaba. Yo quería ir a otros decorados que están ahí, tampoco hemos buscado lugares recónditos. Quería mostrar, por ejemplo, los sitios en los que la gente hace botellones, muy cinematográficos por otro lado. En Sevilla no sólo existe el Puente de Triana, hay mucho río y muchas calles. La misma Avenida de la Constitución creo que siempre se ha rodado para anuncios, con grandes angulares, yo no la he visto de otra forma. A mí me ha gustado rodarla con su vida cotidiana, con dos chicas que corren a coger el tranvía.
–Esto que dice sobre el río lleva, claro, a los planos que abren y cierran la película, con piragüistas en el Guadalquivir. Creo que es algo en lo que no se ha fijado casi nadie en el cine, si acaso Juan Sebastián Bollaín.
–Sí, y mira que todos los países mandan a sus mejores piragüistas a entrenar a Sevilla, porque es una ciudad con buen clima y un río navegable. Está llena de campeones internacionales de ese deporte, aunque casi nadie los conozca ni se fije en ellos.
–¿Por qué Las gentiles, ese título?
–Necesitaba algo que identificase a las chicas protagonistas como grupo, algo como un perfil de una red social. Yo apunto cosas, las voy guardando y un día me encontré esa anotación, que había visto hacía mucho en un blog dedicado al suicidio, donde un grupo de chicas se hacían llamar así, Las gentiles. Me pareció un título perfecto. Ahora hay más filtros con el suicidio en internet, pero hace unos años apenas los había. Muchas chicas se han suicidado de verdad y con eso se me encoge el estómago. No sé muy bien cómo va a llegar esto al público, a mí me pega pellizcos. En la película, toda la parte de la adolescencia, el amor y otros conflictos me libera; pero dentro hay cosas tremendas que me interesaba contar.
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