"La programación de este año refleja una Europa en combustión"
José Luis Cienfuegos. Director del festival de cine Europeo de Sevilla (SEFF)
El certamen inaugura el próximo viernes su edición número 15 con 'Non-Fiction', de Olivier Assayas.
"Un festival es un espacio de libertad impresionante", afirma el responsable de la cita
El próximo viernes, el francés Olivier Assayas inaugurará la nueva edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF), que este año se prolongará hasta el día 17 y que tendrá entre sus reclamos a los directores Roy Andersson, Abdellatif Kechiche o Mia Hansen-Løve. Pese a apostar por los creadores más audaces y a eludir los planteamientos más predecibles, el certamen también propone un retrato certero de la realidad europea, tal como resalta el coordinador de la cita, José Luis Cienfuegos, que señala que por la programación de este año asomará una Europa "en combustión" a la que sus creadores querrían "más abierta e igualitaria". De la importancia del debate y la controversia, de la propuesta "exigente" que ha ido afianzando el equipo del festival o de la dificultad de la producción europea para llegar a los espectadores habla el gestor asturiano (Avilés, 1964) en esta entrevista.
-Hace ya seis años de su nombramiento como director del SEFF. ¿Cómo ve la trayectoria que ha tenido el festival en este tiempo?
-Diría que año a año hemos ido evaluando el festival, y que siempre hemos sido muy críticos con la edición anterior para ver qué se podía mejorar. Hemos buscado en todo momento una evolución. Una de las secciones seminovedosas que tenemos, Revoluciones Permanentes -seminovedosa porque deriva de la anterior Resistencias-, reflejaría bien lo que hemos vivido: una revolución bastante tranquila, en la que no ha hecho falta alzar la voz, pero que ha supuesto una transformación evidente. El festival de 2011 no tiene nada que ver con el de ahora, salvo que, sí, ambos se especializan en cine europeo. La lista de invitados que se acercan ya no es la misma; la cita tiene mucha más visibilidad a nivel internacional; hemos conseguido un posicionamiento como una propuesta exigente, con una idea muy clara de programación. Me gustaría pensar que todo eso se percibe así.
-Este año pueden presumir de haber reunido a algunos de los nombres más potentes del cine europeo para la Sección Oficial. Inaugura el SEFF Olivier Assayas, y compiten, entre otros, László Nemes, Nuri Bilge Ceylan, Mia Hansen-Løve o Christophe Honoré.
-En el festival se crea algo muy especial con los directores que vienen. Recuerdo una tarde de hace unos años en que Guerín quería ver una peli de Loznitsa y Loznitsa andaba por allí, Miguel Gomez entraba en la de Guerín, Paul Vecchiali me preguntaba qué podía ver a esa hora... Y un día de esta edición va a ocurrir algo parecido. En la misma franja estarán Abdellatif Kechiche, László Nemes o Yolande Zauberman, que este año ganó en Locarno... Podemos hablar también del cine francés, ya que Assayas inaugura el festival. Nos quedan pocos cineastas de referencia de este país que no hayan pasado por Sevilla. La lista de los que han venido es impresionante. Nosotros trabajamos para que los directores se sientan bien tratados y quieran volver, y creo que los cineastas saben ya que aquí no estamos montando un evento y ya está, sino que hacemos un seguimiento de sus carreras, nos preocupamos por ellos...
-Supongo que para usted será una satisfacción traer a un director tan singular y brillante como el sueco Roy Andersson, al que el SEFF dedica un homenaje.
-Sí, totalmente. Lo cierto es que cuando hace unos meses presentamos este proyecto al Ministerio podía sonar incluso a provocación: en el año del centenario de Ingmar Bergman, cuando todos están alabando y haciendo casi un ejercicio hagiográfico del maestro, nosotros dedicamos un homenaje a otro de los grandes cineastas suecos, a alguien, además, que ha sido un tanto contestatario hacia la figura de Bergman, su cinematografía y su posicionamiento personal y político. Este tipo de juegos, eso de procurar no hacer lo que se esperaría, es muy propio de este festival. Nos estimulan este tipo de mensajes, actuar con cierta provocación pero también con sentido del humor.
-Ese espíritu mueve Revoluciones Permanentes, una sección donde se verá, anticipan, el cine más "libre y radical" y donde entre otras dará que hablar El Rey, la adaptación de la obra de Alberto San Juan que cuestiona el papel que ha jugado la monarquía en España.
-Por mi experiencia puedo decir que los festivales son un espacio de libertad impresionante y absolutamente reivindicable, y gobierne el partido que gobierne, además. Sólo hay que recordar el año que proyectamos El caso Rocío [película de José Luis Tirado que recordaba el secuestro del documental Rocío, de Fernando Ruiz de Vergara], todo transcurrió con total normalidad. Nosotros tenemos que provocar esos debates, que haya un diálogo. ¿Qué va a sorprender este año? Touch Me Not [una controvertida reflexión sobre el cuerpo y la sexualidad que se hizo con el Oso de Oro en la Berlinale] estaría entre ellas. Nosotros teníamos claro, y lo hablamos con ella y con los distribuidores, que Adina Pintilie debía venir a defender su película. Mi intención primera era que Chema Prado, miembro del jurado que le dio el triunfo en Berlín, la acompañara, pero al final no van a coincidir.
-Pintilie forma parte de un grupo de creadoras que estarán en el SEFF. En el año del #metoo y de tantas reivindicaciones feministas, ¿se ha buscado potenciar ese apartado?
-Hay una generación de programadores de festivales que llevamos años trabajando por esta causa antes de todas estas reivindicaciones. En el comité de selección del festival, por ejemplo, existe la paridad. Además, hay un detalle que me gustaría matizar: las cineastas que se presentan encajan perfectamente con la línea de programación, no forzamos nada sólo por mantener una cuota. Muchas veces me preguntan: "¿Por qué no habéis programado a X?". Y programarla habría sido una catástrofe, tanto para el festival como para la cineasta. Lo interesante es que hay ahora una serie de autoras difícilmente encasillables, a las que no les gusta que se les pongan etiquetas. Y apostar por el tipo de creadoras por el que apostamos nos ha dado un disgusto más de una vez. Algunas voces no encajan en el imaginario ideal de cierto feminismo: me consta que el ciclo de Yo no soy esa despertó ciertos recelos en algunos sectores.
-En una campaña que han promovido, 15 motivos para colarte en el cine europeo, una de las razones que dan es la de "recorrer toda Europa" a través de la mirada de 52 países "que nos cuentan qué está sucediendo". ¿Qué retrato deEuropa se va a ofrecer?
-El de una Europa que, me temo, ahora mismo está en combustión, eso es lo que reflejan buena parte de las películas que proyectamos. No hemos tenido nunca tanto cine político, tanto cine militante. No ha sido algo premeditado, porque nosotros vamos recogiendo y seleccionando de entre las películas que nos van llegando, y lo cierto es que en la producción de este año asoman un panorama convulso y unos cineastas que piden una Europa mucho más abierta e igualitaria. Gracias a este cine militante conocemos una realidad. Cuando en verano vimos Joy [una película austriaca dirigida por Sudabeh Mortezai], que habla de la prostitución de mujeres de color, en este caso nigerianas, en Europa, coincidió que todos los integrantes del comité de selección nos pusimos a buscar en internet qué pasaba con estas mujeres: sabíamos que el problema estaba ahí, pero no nos habíamos informado. Si alguien dudaba de si merece la pena programar estas películas, ahí está la respuesta. En un festival se habla de cine, pero también de las cosas que suceden en el mundo. Que conste que no programamos por el tema ni porque las películas sean necesarias, no nos interesan esos relatos moralizantes que manipulan los sentimientos. Aquí cada director tiene su estilo, su forma.
-En diciembre se celebran en Sevilla los Premios del Cine Europeo. Más allá de la fiesta, habría que preguntarse qué falla en la industria, por qué algunas películas no consiguen atraer la atención del público.
-Sí, en efecto. Estoy beligerante con este asunto, la relación del público con el cine y con el cine europeo. Hay mucha gente, exhibidores, distribuidores, programadores, que está, estamos, trabajando para que las películas lleguen a los espectadores. Pero estamos en un momento crítico y de eso vamos a hablar en el SEFF, en los encuentros de Europa Cinemas y de Europa International. No puede ser que una película de referencia de este año como Girl, de Lukas DhontGirl, por la que todos los festivales peleamos, que estuvo en Cannes y ganó la Cámara de Oro, que logró en San Sebastián el Premio del Público, que estaba en las marquesinas de los autobuses y en los medios y que tenía un lanzamiento impecable por parte de la distribuidora española, pinche. Estamos todos en situación de riesgo, quizás porque los usos culturales de los espectadores están cambiando, por eso es tan importante que en los festivales seamos muy cuidadosos con qué se ofrece a los espectadores, y cómo. De ahí los coloquios, el esmero en las proyecciones, la muy económica política de precios, el trabajar con los nuevos espectadores y pensar cómo les presentas las películas... Hay algo de servicio para la sociedad, de plataforma de formación, en un festival. Es una idea que debes tener enmarcada en tu despacho o en el salón de tu casa.
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