"Le ponemos etiquetas a todo, pero el ser humano es complejo"
Macarena García. Actriz
La madrileña protagoniza 'El arte de volver', ópera prima de Pedro Collantes que se proyecta en 'Historias extraordinarias', nueva sección del Festival de Sevilla
Noemí (Macarena García) deja su residencia en Nueva York, donde subsiste como actriz, y vuelve a Madrid para presentarse a la prueba para una serie. Lo que parece un desplazamiento por motivos profesionales acabará afectándole en el plano personal, cuando el reencuentro con sus seres queridos obligue a esa mujer a enfrentarse con los malentendidos, las mentiras y las decepciones que arrastra en su manera de relacionarse. El arte de volver, ópera prima de Pedro Collantes, es uno de los títulos de Historias extraordinarias, una sección que estrena este año el Festival de Sevilla. Macarena García comparte con este periódico –por teléfono, la pandemia así lo ha querido– sus impresiones sobre un trabajo en el que la protagonista de Blancanieves o La llamada brilla especialmente.
–El arte de volver pertenece a esa categoría de proyectos intimistas, aparentemente pequeños, que en el fondo se proponen algo muy ambicioso: nada menos que hablar de la vida, retratarla.
–Sí. Para una actriz, un guión así es un tesoro que no se puede rechazar. Me parecían muy interesantes la estructura de la película, esa sucesión de encuentros, y el conflicto del personaje... pero, además, es el tipo de película que busco, que me emociona como espectadora. Esos proyectos pequeños, como dices, que hablan de experiencias vitales, de cosas con las que todos nos podemos sentir reconocidos, son los que me atraen.
–“Da igual donde estés”, dice su personaje, “se trata de encajar”. Ella vuelve de Nueva York, pero no sólo por eso está desubicada.
–Esa frase resume bien lo que le ocurre, es una mujer que lleva muchos años fuera y vuelve a su casa, pero no sólo por eso está desorientada. A todos nos ha pasado eso en algún momento de la vida, que sientes que no encuentras tu lugar en el mundo, que piensas que tus relaciones se han estancado o han cambiado y no las controlas... Yo ahora no estoy en ese momento, pero el guión me removió porque hablaba de varios temas que me concernían, y creo que a los espectadores les puede pasar lo mismo.
–Habló antes de la estructura de la película, la historia de una mujer que a través de una serie de encuentros con distintos personajes va entendiendo quién es. La mirada del otro nos dice mucho sobre nosotros mismos.
–Pedro y su coguionista, Daniel Remón, exploran muchos temas: cómo se nos ve, cómo nos comportamos ante los demás y cómo somos en realidad, lo que tenemos dentro y lo que ocultamos, lo que se esconde tras aquello que decimos... Y algo interesante es que, a veces, cuando se nos define, se nos habla de cómo somos, eso puede generar un cambio en nosotros, una reacción. A Noemí su hermana le dice que es rara, su entorno le señala que no ha estado cuando se le ha necesitado, y ella empieza a cambiar la percepción de sí misma.
–En la película se habla de debilidad y fortaleza, como si tuviéramos que elegir uno de los extremos. Y, en realidad, somos frágiles y firmes, las dos cosas al mismo tiempo.
–Sí, total. Queremos ponerle nombres y etiquetas a todo, pero la naturaleza humana es compleja. Todos tenemos muchos matices, y más dependiendo del momento vital en el que estemos. Lo bonito de esta película es que todos los personajes, no sólo Noemí, tienen muchas caras, y pasan por lugares distintos, como en la vida. En la rueda de prensa han hablado de la protagonista como heroína imperfecta, y me gusta esa definición. Parece que por residir en Nueva York ella ya ha triunfado, pero está muy perdida. Hoy, con las redes, todos somos un poco así. Mostramos al mundo lo que queremos enseñar, y la realidad tiene más capas, no es esa fachada.
–Noemí ha aparecido en algún anuncio de comida para gatos, pero poco más. La película retrata a esos actores que luchan cada día por dar con un papel digno...
–Yo tengo la suerte de estar en el porcentaje minúsculo de actores que pueden dedicarse a lo que les apasiona, pero si llevas tiempo en esto, si coincides con compañeros, haces cursos de interpretación, te mueves, te das cuenta de lo distinta que es la realidad. Lo común es recibir negativas, pasarte años esperando proyectos, sentir una inseguridad que nadie se puede imaginar... Esta película es un homenaje a tantos profesionales que no pueden dar rienda a su vocación.
–El proyecto fue seleccionado por la Biennale College de Venecia y rodaron sabiendo que se estrenaría en la Mostra.
–Sí. Que se viera allí fue un sueño. Era una edición diferente, claro, con poco público, muchas medidas de seguridad, como marca la pandemia. Yo había ido el año anterior por otra historia y el panorama no podía ser más distinto. Pero fue muy emocionante que se hiciera el festival, como es importante que a pesar de todo se celebre Sevilla. Lanzar ese mensaje de que la vida sigue, dejar espacio para algo como el cine, era necesario.
–Este año ha trabajado en una propuesta muy diferente: Paraíso, una serie de aventuras ambientada en la España del 92 que dirige Fernando González Molina.
–Eso es lo que me encanta de ser actriz, que te lleva a sitios muy diferentes. Es una serie de gran presupuesto, con más de 90 localizaciones, un despliegue enorme... Pero quise formar parte de ella porque no se olvida de las emociones, de los personajes, y habla de temas universales como los primeros amores o la pérdida, cuestiones que resuenan dentro de todos.
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