Juan Antonio Bayona, la emoción y el asombro
Festival de Sevilla
El director anuncia en su visita a Sevilla que adaptará 'A sangre y fuego' de Manuel Chaves Nogales
Juan Antonio Bayona (Barcelona, 1975) retiene todavía en su memoria una escena de la que fue testigo en su infancia: cuando veían en su casa Tarzán en Nueva York (Richard Thorpe, 1942) y él se emocionó con una secuencia en la que el personaje de Johnny Weissmuller era perseguido por la Policía, y para no ser apresado aquel héroe se lanzaba al agua desde el puente de Brooklyn. Entonces, el padre de Bayona advirtió a sus hijos: "Si un hombre salta desde esa altura, se mata", recuerda con cariño el director de El orfanato y Lo imposible. "Ahí me di cuenta de que me interesaba menos la realidad que el cine".
En una charla en el Lope de Vega en la que estuvo acompañado por el director del programa Días de cineGerardo Sánchez y la periodista Charo Ramos, programada dentro del ciclo Voces esenciales,Voces esenciales, Bayona rememoró ante un auditorio repleto de estudiantes cómo las películas siempre le abrieron una "vía de escape" frente a la monotonía, desde aquella niñez en la que "quería ser Superman y me pasaba los días con un pijama azul y una toalla roja".
Entre sus confesiones expuso cómo le marcaron los ciclos dedicados a cineastas que TVE programaba "en los dos únicos canales que había", una selección con la que ese pequeño espectador aprendió a amar a creadores tan diversos como "Hitchcock, Truffaut, Kurosawa o Murnau, a los que Televisión Española dedicó ciclos enteros. Cuando me preguntan cuándo quise ser director digo que mi vocación siempre estuvo ahí: desde que me aprendía el Teleprograma y supe que detrás de Superman había un director que se llamaba Richard Donner".
La familia Bayona, formada por emigrantes andaluces –el padre de Osuna, la madre jiennense–, vivía en la periferia de Barcelona "y no era muy frecuente que fuéramos al cine. Nosotros veíamos muchas películas en la televisión. Cuando me preguntan por el debate en el que hay que elegir entre salas y plataformas, yo defiendo la experiencia colectiva, claro. El otro día fui a Argentina, 1985 y la gente aplaudía y reía y lloraba en las escenas, y vivir eso es muy emocionante. Pero no siempre se pueden ver las películas en pantalla grande".
El director de Un monstruo viene a verme reflexionó sobre dos elementos que vertebran su cine: la emoción y el asombro. "Es verdad que hay temas que se repiten en mi cine, como la infancia, la pérdida de la inocencia, la búsqueda de cierta emotividad. No sé a qué se debe, y tal vez por ello sigo ahondando en esas cuestiones. Yo le doy mucha importancia a la intuición, a esa sabiduría no articulada que cada uno tiene. Cuando hice Lo imposible, el filme me conmocionaba en un momento concreto, pero nunca supe por qué. Supongo que ruedo para avergiguarlo", sostiene el realizador, que cree que "cuando conectas con lo más profundo tuyo, con algo que sientes de verdad, conectas también con el público".
El asombro, mientras, "no es una cosa de efectos especiales, no tiene por qué", dice un director que no obstante ha recurrido a menudo a técnicas digitales para sus ambiciosos proyectos. "Pero el otro día recuperé Gente corriente, la película por la que Robert Redford ganó el Oscar como director, y el anuncio decía: Una aventura extraordinaria sobre gente corriente. Y es verdad, también hay vivencias inesperadas en los relatos de la gente común".
Bayona es consciente del distinto rasero con el que lo perciben a un lado y a otro del Atlántico. "En España me consideran un director de cine comercial, y en Hollywood un autor. Yo he hecho películas más personales, y películas de encargo. Cuando era joven leía las revistas con detenimiento y adaptaba mi forma de pensar a lo que decían los críticos. Pero con el tiempo comprendí que no hay que hacer caso de las etiquetas, que cada uno debe seguir su camino. Siempre me han fascinado Spielberg y Polanski, directores que prácticamente abordan un género distinto en cada película que hacen", manifiesta. Al primero lo tuvo de productor en Jurassic World: El reino caído, "y me cayó muy bien, que siempre es peligroso conocer a tus ídolos. Un día me hablaba de un rodaje especialmente duro, y me aclaró: Bueno, todos los rodajes son duros. ¡Y lo decía él, un maestro!"
Bayona expresó su admiración por Geraldine Chaplin, un rostro habitual en su cine. "Todo el siglo XX ha pasado por sus ojos. Toda persona que fuera importante iba a casa de su padre. Yo me invento un papel para ella en cada película por el placer de sentarme a conversar, y que me cuente todas esas historias fabulosas que ha vivido".
El director, que tiene pendiente de estreno La sociedad de la nieve, un drama sobre el accidente en 1972 de un vuelo de la Fuerza Aérea Uruguaya, habló de su participación en la serie El señor de los anillos: Los anillos de poder –"no hay nada negativo en formar parte de un proyecto que te ofrecen otros"– y anunció una de las historias en las que trabaja: la adaptación de A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales cuyo guión escribe Agustín Díaz Yanes. Bayona quiso desvelar su propósito en el Festival de Sevilla como un homenaje a su padre ursaonense, y añadió que le conmovía la "visión humanista" con que Chaves retrata la Guerra Civil, una fascinación de la que pudo hablar con Pilar, la hija del autor, a la que trató personalmente.
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