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‘Fueron los días’ y el valor de los reencuentros en el Festival de Cine de Sevilla

FESTIVAL DE CINE

El director sevillano Bernabé Bulnes debuta en su primer largometraje de ficción

La cinta, rodada en la edición del último SEFF, forma parte de la sección Panorama Andaluz

Las actrices Silvia Acosta y Adela Castaño durante el largometraje 'Fueron los días'. / D. S.

Exprimir el Festival de Cine de Sevilla es una experiencia mágica. No solo implica disfrutar de la selección de largos, cortos y documentales en el Cine Cervantes, en el Teatro Lope de Vega –antes de su cierre temporal– y, por supuesto, en las salas del Mk2 Cinesur Nervión Plaza. También las noches de conciertos que acaban cuando despunta el día, los reencuentros y el ajetreo entre conferencias y coloquios de un enclave a otro de la ciudad. Todas estas estampas quedan reflejadas en Fueron los días, con la que debuta en el largometraje de ficción el director sevillano Bernabé Bulnes. La trama de esta cinta, que forma parte de la sección Panorama Andaluz, transcurre durante los días de la última edición del Festival como telón de fondo. Como un personaje más.

De hecho, ha sido filmada a contrarreloj y, curiosamente, todas las secuencias son reales: desde un concierto en el pub Long Rock hasta diferentes planos de la presentación de una película el año pasado en el Lope de Vega o el estreno de la obra Las banderas no dan calor en Viento Sur Teatro. "Aprovechamos un evento real como punto de encuentro de los dos personajes protagonistas de la película", explica a este periódico su realizador.

Alma –que interpreta Adela Castaño– es una actriz que trabaja de camarera y recibe la propuesta de hacer una prueba para la próxima película de Gabino Robles –en la piel de Gregor Acuña-Pohl–, un prestigioso director de cine con el que mantuvo una intensa relación siete años atrás. Durante cinco intensos días de paseos, películas y conciertos, los antiguos amantes se reencontrarán y tratarán de buscar respuestas a preguntas difíciles de responder. La situación se complicará cuando, unos días después, llegue a Sevilla Ingrid Cuesta –Silvia Acosta– pareja de Gabino y actriz protagonista de sus últimas películas.

Más allá del propio Festival –como un personaje más– la cinta aborda diferentes temas con los que cualquiera puede sentirse identificado. El amor que pudo ser y no fue, el esfuerzo por alcanzar nuestros anhelos o las distintas aristas del éxito. "Se retrata muy bien lo que me gustaría que pasara pero no puede pasar o las decisiones que uno no se atreve a tomar", indica Castaño y apunta a que estas dudas no aparecen exclusivamente en el plano personal, "también en el profesional".

En este sentido, las protagonistas interpretan roles antagónicos. "El personaje de Silvia lo tiene todo y se está quejando por ello y el mío aspira a alcanzar todos esos anhelos", recalca Castaño. Pero además el filme refleja, según Acosta, "lo que sacrificas por sacar una carrera profesional o que el éxito no siempre va ligado a la felicidad personal".

"A mí me gusta mucho que el amor no está tratado desde el drama", apostilla Acosta y manifiesta que cuando empieza la historia "piensas que Alma va a vivir un drama", pero todas sus vivencias son "muy reales". Nada es perfecto, pero tampoco es una tragedia y sobre esta senda transcurre el largometraje: por la de la naturalidad de la propia vida. Con sus matices y recovecos. Con sus partidas ganadas y perdidas.

"Cada uno puede hacer su propia interpretación y lo bonito es que todos nos quedamos con algo", apunta Acuña. En esta misma línea, Bulnes indica que los personajes de la película no se mueven exclusivamente por las emociones. De hecho, "están pensando continuamente, dudando y tratando de situarse en el mundo". El director considera que "esta parte cerebral" este es un punto de distintivo, porque "muchas veces en las historias de amor solo se ve la parte emocional y nosotros nos hemos ido por una vía reflexiva". Por este motivo, Bulnes no duda en defender todos esos largometrajes que "tengan pensamientos e ideas, porque la emoción es engañosa, volátil y tramposa".

Lo cierto es que la cinta ofrece lectura diferentes según las vivencias de los espectadores. El resultado es una amalgama de conclusiones, de ideas y de emociones que sólo el cine –y el Festival– es capaz de transmitir.

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