Paco Cabezas se reencuentra con sus orígenes en 'Adiós'

Festival de Cine de Sevilla

El director sevillano clausura el festival con "la primera ficción grabada en el Polígono Sur"

Natalia de Molina, en la presentación de 'Adiós'.
Natalia de Molina, en la presentación de 'Adiós'. / José Ángel García

A Paco Cabezas, que regresa a Sevilla con Adiós tras años de trabajo en Hollywood, le gusta rememorar una anécdota de su infancia para resumir su trayectoria. "Cuando era pequeño había en Sevilla un parque acuático, Guadalpark, al que las familias obreras como la mía iban una vez en todo el verano. Recuerdo que un mediodía cogí la bicicleta y fui para allá sólo para ver a la gente tirarse por el tobogán. Volví a mi casa con una insolación", evoca divertido. Y Cabezas siente Adiós, la película que ha rodado en Sevilla con Mario Casas y Natalia de Molina como protagonistas y que clausuró este sábado el SEFF, un thriller ambientado en el humilde y difícil escenario del Polígono Sur, como "haber llegado al fin al Guadalpark".

El director, que ha tenido a sus órdenes a Nicolas Cage en Tokarev y a Anna Kendrick y Sam Rockwell en Mr. Right, con una agenda muy ocupada por los capítulos de Penny Dreadful y El alienista, rechazó una oferta del mismísimo Spielberg de adaptar el videojuego Halo cuando cayó en sus manos el guión de José Rodríguez y Carmen Jiménez. Cabezas supo que debía volver a localizaciones conocidas, "esos barrios que están de la Gran Plaza para atrás, Los Pajaritos, Amate, Rochelambert", para contar un material que le resultaba cercano, "una película hecha en Sevilla y para Sevilla, pero un poco del Betis", bromea su autor.

Juan (Mario Casas), un miembro del clan de los Santos que está en la cárcel por un delito que cometió junto a su familia, sale de permiso por la primera comunión de su hija. En la puerta de la prisión espera su mujer, Triana (Natalia de Molina), para lo que parece un reencuentro feliz. Pero los acontecimientos se torcerán y la tragedia sacará a la luz el odio entre familias rivales y cuestionará la actuación de los policías en ese entorno marginal. Un drama que interpretan, junto a Casas y De Molina, Vicente Romero, Ruth Díaz, Carlos Bardem o Mauricio Morales, "los mejores actores con los que he colaborado nunca", celebra orgulloso Cabezas.

El equipo de 'Adiós', con Paco Cabezas (segundo por la derecha).
El equipo de 'Adiós', con Paco Cabezas (segundo por la derecha). / Lolo Vasco

Adiós es, como presumen sus responsables, "la primera ficción que se rueda en el Polígono Sur. Nadie se había atrevido antes, pero nosotros llegamos y preguntamos que si molestábamos, y nos acogieron con los brazos abiertos", señala el productor Olmo Figueredo. Éste se queda con una imagen del rodaje: un día, Cabezas rodó un travelling muy cerca del piso donde pasó la infancia, de la ventana de su dormitorio. Aquella jornada, ese chaval que soñaba con hacer cine mientras trabajaba en un videoclub pudo comprobar que había materializado sus fantasías. "Se suele hablar de talento, pero es una palabra engañosa", opina Figueredo. "Porque parece algo innato, que no requiere esfuerzo, y Paco se ha trabajado muchísimo estar aquí. Sin duda, el término que lo define es trabajo".

Natalia de Molina vuelve a una ciudad en la que ha encadenado varios rodajes –además de Adiós, la ya estrenada 522. Un gato, un chino y mi padre y la pendiente Operación Camarón– feliz de participar en este proyecto. "Es una película redonda, lo diría igual si no la hubiese hecho y envidiaría a la actriz que se hubiese quedado con el papel", dice antes de elogiar a Cabezas. "Tiene la virtud de hacer que cosas difíciles parezcan fáciles", asegura.

Otro integrante del reparto, Vicente Romero, ya aparecía en el corto (más tarde convertido en largometraje) con el que Cabezas se dio a conocer, Carne de neón, "Siento que los dos hemos crecido de forma paralela. Es, junto con Benito Zambrano, el director que más ha apostado por mí, que más ha contribuido a mi carrera", concluye agradecido el actor.

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