La precariedad laboral en la Feria de Sevilla: "Me quería pagar 3,3 euros la hora"
Los preparativos
Una oferta laboral para vigilar las casetas durante el montaje incluye jornadas laborales de 90 horas
Le aconsejaron que se llevara "un colchón" para combatir el cansancio y el sueño
Los caseteros siguen sin completar su plantilla a diez días de la Feria de Sevilla
Adelante Andalucía propone a los caseteros condiciones "dignas" en la Feria para encontrar trabajadores
La falta de profesionales que quieran trabajar en la Feria de Abril va camino de convertirse en un problema endémico de esta celebración. Las empresas de montaje y catering sufren muchas dificultades en la búsqueda de candidatos que ocupen los puestos de trabajo necesarios para la instalación de las casetas y su gestión. Aunque desde las patronales se defienden los sueldos dignos que se pagan por dichos oficios, sigue habiendo casos en los que la precariedad ahuyenta la demanda laboral.
No es una situación genérica. No todas las ofertas de trabajo presentan bajos salarios, pero sí es cierto que aún quedan bastantes ejemplos de que los empleos que genera la Feria están muy lejos de la "dignidad laboral" que requiere su desempeño.
Un caso bastante llamativo lo protagoniza la oferta de una empresa para el puesto de vigilante de una caseta durante el mes previo a la semana de farolillos. Por razones de confidencialidad, ni se detallará el nombre de la entidad contratante ni del empleado interesado en dicho empleo, al que le iban a pagar poco más de tres euros la hora.
Una subcontrata
Fue la propia empresa la que se puso en contacto con dicho trabajador para darle a conocer la propuesta laboral. La relación entre ambas partes venía de antes, ya que este sevillano había sido contratado en otras ocasiones por la entidad para cometidos distintos. La empresa en cuestión se dedica durante el año a la construcción, pero entre febrero y abril es subcontratada por la multinacional encargada de la instalación del real. En este operativo interviene una veintena de pymes de la provincia, según explica dicho trabajador.
Cuando el empleado preguntó por las condiciones del puesto ofertado, les fueron detalladas a mano por un responsable de la empresa. Lo hizo en un recuadro con el epígrafe "experiencia personal". En él se concretaba que el contrato comenzaba el 20 de marzo y concluiría el 20 de abril, esto es, el jueves anterior al alumbrado. El horario de la jornada laboral sería el siguiente: de lunes a viernes, de seis de la tarde a ocho de la mañana.
La vigilancia de la caseta durante el montaje también se ampliaba a los fines de semana. De esta forma, el trabajador entraría a realizar estas funciones el sábado a las tres de la tarde y estaría en su puesto hasta el lunes a las ocho de la mañana, es decir, 41 horas seguidas. Con todo, no era el periodo más largo. Llegado el Jueves Santo, el empleado se encargaría de la vigilancia de la caseta desde las 15:00 de este día hasta las 8:00 del Lunes de Pascua: casi 90 horas seguidas sin tregua.
Sin día libre en un mes
En un mes, por tanto, no podría descansar un día entero. Ante esta situación, los responsables le aconsejaron que se llevara "un colchón" para cuando la falta de sueño y el cansancio se hicieran presentes. El sueldo a pagar quedó fijado en 1.200 euros. A esta cantidad se sumaban otros 300 como "gratificación", aunque luego le comunicaron que correspondía a la labor de pintura de la caseta, que también tendría que realizar.
Pese a las condiciones expuestas, este sevillano hizo "sus cuentas". En total, si aceptaba la oferta, trabajaría alrededor de 450 horas en un mes. El resultado era el siguiente: 3,3 euros la hora, un pago más que insuficiente que evidencia la precariedad que aún existe en los empleos asociados a la Feria, ya sea durante su celebración o montaje.
Pasado un tiempo, este trabajador comprobó que de la vigilancia de esta caseta se está encargando ahora "una persona sudamericana". "Al final, ante la negativa de los nativos a empleos tan malamente pagados y en condiciones indignas, acaban contratando a inmigrantes", refiere esta fuente.
En la cocina
No ha sido el único ejemplo de oferta laboral precaria asociada a la Feria. En fechas recientes, se ha convertido en viral el trabajo que se ofrecía de cocinera (para mujer de 50 años) en el que, para 87 horas durante seis días, se pagaba la hora a 3,45 euros, cifra similar a la referida en el ejemplo anterior.
Patronales como la Asociación Andaluza de Hosteleros de Feria han defendido los salarios dignos que se pagan en esta celebración, lo que convertía estos trabajos en una oportunidad para muchos familias, que lograban una importante inyección económica en una sola semana. Este colectivo considera que la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez ha mermado tal posibilidad, por lo que ya no hay tantos candidatos "profesionales" a ocupar dichos puestos.
Este argumento, sin embargo, lo rebaten quienes trabajan durante la semana de farolillos bajo las lonas de las casetas. Aseguran que antes de la reforma laboral, muchos sevillanos desarrollaban tales labores (cocinero, camarero, vigilante o pincha de cocina) porque se pagaba "en negro" y el dinero no se declaraba, por lo que iba directamente a los bolsillos de los empleados. Además, el tipo de contrato difiere del que ahora se exige: fijo-discontinuo.
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