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¿Sabes quién inventó el farolillo de la Feria de Abril y en qué se inspiró para crearlo?

Los farolillos no llegaron al recinto ferial hasta 1877, treinta años después de la primera celebración de la original Feria del Ganado.

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Ambiente en el domingo de Feria / José Angel García

Desde la creación de la que fue la primera feria de Sevilla, una feria del ganado celebrada en el Prado de San Sebastián en 1847, el concepto y la estética de su recinto han cambiado considerablemente.

De hecho, en sus inicios las casetas tenían ornamentos exóticos (de estilo árabe) y militar. En las calles tampoco había un orden ni un estilo puesto que todo se dejaba a la improvisación. Sin embargo poco a poco y con el paso de los años esta feria fue adquiriendo personalidad propia.

Las mujeres payas comenzaron a imitar la vestimenta de las gitanas que se acercaban a vender junto a sus maridos, la feria tendría su primera portada (que en realidad era una pasarela) y, de la misma manera, al recinto se incorporaría uno de los elementos más significativos de esta fiesta: el farolillo.

La inspiración de las lámparas chinas

En el año 1877, con motivo de la visita de la reina Isabel II, las autoridades pensaron que sería oportuno dotar al recinto ferial de un aspecto más cuidado. Por este motivo encargaron al pintor Gustavo Bacarisas que, de alguna manera, adornara las calles de la feria. Inspirándose en las lámparas chinas este artista consiguió elaborar una versión con marca propia que es la que hoy conocemos como nuestro farolillo de papel.

En un primer momento estos farolillos, que se instalaron por todo el recinto, no tenían luz y eran simples adornos de papel. Posteriormente se les dotó de iluminación con gas pero esta combinación era peligrosa y solían arder con facilidad.

No fue hasta el año 1883 cuando se instaló el tendido eléctrico en todo el espacio de la feria y los farolillos comenzaron a brillar sin que hubiera riesgo de incendio. En este mismo año también se aprobaría una ordenanza municipal en la que quedaba por escrito que el farolillo se convertía en un ornamento de uso obligatorio.

Un dato curioso es que la empresa de luz tuvo que adaptar las bombillas para que cupieran dentro de los farolillos. El nombre con el que se las conoció antaño es el mismo que se emplea hoy: casquillos Feria de Sevilla.

Los farolillos de papel conforman en la actualidad una de las principales señas de identidad de la Feria de Sevilla sin los cuales las calles del Real no tendrían la misma esencia que emanan hoy día.

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