La resistencia de la Feria de Sevilla

La crónica del sábado de Feria

Ambiente más que digno para despedir siete días de fiesta en el real, al que llegaron dos millones de feriantes sólo entre los autobuses de Tussam y el Metro

Veinte personas tuvieron que ser rescatadas de una montaña rusa porque los vagones se quedaron parados

Las imágenes del Sábado de Feria en Sevilla: último día antes del cierre

El ambiente del real en el último día de la Feria 2023.
Vídeo y fotos: José Ángel García

29 de abril 2023 - 22:03

La Feria del medio siglo en Los Remedios, la quinta de sábado a sábado desde su instauración en 2017, acabó unos minutos después de la medianoche del sábado con el clásico castillo de fuegos artificiales que iluminaron el cielo de Sevilla, el río Guadalquivir y los ojos de las miles de personas que apuraron la gran fiesta hasta el último segundo. La resistencia, no sólo como cualidad física sino también como actitud para explotar los placeres del evento hasta el máximo, empujó a muchos a disfrutar de la tarde del último día y el real, agradecido, respondió con un aspecto excelente y un ambiente perfecto para quienes reniegan de las multitudes pero adoranuna caseta con todos sus avíos. Que muchas eran un páramo, ya que el día final no es un día normal, pero no pocas se llenaron. Porque Feria de Abril sólo hay una y hasta 2024 ya no habrá otra.

Que la gente, la de aquí y la de fuera, no estaba dispuesta a despedirse del albero y los farolillos antes de tiempo quedó ya claro durante la noche del viernes en la Calle del Infierno. El bullicio allí fue incesante y las colas, enormes: en la Superbarca Vikinga, en el Ratón Vacilón con Gato Comilón, en el Flip Fly, en Premiolandia, en la Mansión del Terror, en las norias... Esa bulla nocturna no fue la tempestad antes de la calma. El pronóstico apuntaba a que sí, porque el puente es largo y las playas están muy cerca, pero esta Feria de alegría y paz en tiempos de guerra, sin apenas incidentes más allá del incendio de unas cuadras en la noche del miércoles, los ocho ictus y seis infartos contabilizados por los servicios sanitarios y el rescate de unas veinte personas que ayer mismo se quedaron atrapadas en los vagones de una montaña rusa, no iba a decir adiós en un tono de depresión.

El jolgorio empezó ya en la portada, por donde el viernes hubo 266.956 movimientos de personas, según la analítica de vídeo de la Policía Local. En total, la obra de Gregorio Esteban ha visto pasar más de un millón y medio de feriantes bajo sus cinco arcos. Varios centenares de ellos se apiñaron ayer desde el mediodía a su sombra y formaron un muro casi infranqueable para hacerse la foto de rigor con la puerta grande de la Feria de fondo. Pero sin apreturas, sin líos, sin tensión. Como ha sido toda la Feria. Que hubiera furgones de la Policía Nacional ubicados en esquinas estratégicas quizás disuadió a más de uno de dar la nota.

Una jovencísima amazona es guiada por su padre y su abuelo.
Una jovencísima amazona es guiada por su padre y su abuelo. / José Ángel García

No han dado la nota, más bien lo contrario, las dos casetas elegidas como las más bonitas. En Espartero 27, Los Amorosos, y en Pascual Márquez 195, La Peineta. Curiosamente, ambas debieron de vivir días mejores que ayer porque el número de mesas ocupadas era minoritario. Y, curiosamente también, ambas estaban rodeadas de todo lo contrario. En Espartero 25, la caseta del GECI ofrecía tres cuartos de entrada como mínimo. En Pascual Márquez 193, Los Cebolletas disfrutaban de un lleno absoluto.

Eso era extensible a las casetas de distrito, inasequibles al desaliento donde las haya, y a clásicas como las del Mercantil o el Labradores. O a La última carga (Pepe Luis Vázquez 60), con música en directo hasta el último momento para felicidad de los foráneos, que gastaban carrete como si sus cámaras no tuviesen fin. O a Arte y compás (Pascual Márquez 214), donde Beatriz y Julio aprovecharon la última jornada para enseñar la Feria a una familia de Toulouse mientras Patxi, un guipuzcoano afincado en Sevilla desde principios de los 70, recibía a unas paisanas. Un poco más allá, en otra caseta también concurrida, Charo explicaba su teoría: “Hoy no me pongo el traje por luto, porque se acaba la Feria. Pero venir vengo, por respeto a lo que se marcha”, bromeaba.

Un grupo de jóvenes orientales, perfectamente ataviadas, se hacen una foto delante de la portada.
Un grupo de jóvenes orientales, perfectamente ataviadas, se hacen una foto delante de la portada. / José Ángel García

Acabada ya la hora de comer, el público siguió entrando en el real. La Feria ha sido todo un éxito para Tussam (1.070.371 pasajeros, un 14,5% más que en 2022) y el Metro (911.000 viajeros, +12%). En total, dos millones de personas llegaron a la fiesta por estos dos medios. Y eso sin contar los vehículos particulares, los taxis, los VTC, los patinetes y los que lo hicieron por su propio pie. También fue un buen año para Lipasam, que recogió 1.492.26 kilos de residuos, una cifra muy llamativa pero inferior a la del año pasado en un 1,3%.

Y así se despidió la Feria de su real cincuentenario el mismo día que otro Real, el Betis, asistió al último partido de Joaquín en el Camp Nou, donde el portuense legó una de sus grandes exhibiciones una tarde de 2005. Se acabó la edición de 2023, aunque los cacharritos seguirán funcionando hasta el lunes (y más baratos que durante la Feria), y ya sólo queda esperar a que empiece la de 2024. Será el 14 de abril. Sólo quedan 349 días...

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