Memorable explosión de sevillanía
Hitos para Historia (III)
El jueves de Feria de 1965, tres sevillanos pusieron bocabajo la plaza de la Maestranza con un recital de toreo descomunal
Una cogida de Jaime Ostos metió a Curro en un cartel con Diego y Paco
Feria de 1965 y las cosas discurren por muy buen camino. Es jueves de Feria y tanto Diego Puerta como El Cordobés han cortado orejas por partida triple el martes y el miércoles, respectivamente, está en la memoria el sainete de AntonioBienvenida el Domingo de Resurrección con un toro de Tassara y le ha pegado un tabaco gordo a Jaime Ostos un toro de Núñez el domingo de preferia. Una cornada que va dejarle sin poder torear con Puerta y Camino el jueves.
Y llegó el jueves con la duda por resolver de quién iba a sustituir a Jaime Ostos. Sevilla quería, pero llevaba una Feria tan desafortunada Curro Romero que cuando Diodoro Canorea tomó la sublime decisión de optar por el camero la afición de Sevilla lo acogió con alborozo. Ya se había implantado eso de esperar a Curro fueran cuales fueran las circunstancias. Y eso que el día anterior había pegado un sainete de los suyos en la corrida de Torrestrella junto a Fermín Murillo y El Cordobés.
Pero los sainetes de Curro no doblegaban la admiración que Canorea sentía por él y la misma mañana del jueves saltaba la noticia de que era el elegido para cubrir la ausencia de Ostos. Y el cartel queda rematado para los gustos de Sevilla. Es 29 de abril y en la puerta de cuadrillas están Diego Puerta, Curro Romero y Paco Camino. Se habían barajado varias opciones, pero el empresario sabía que sólo Curro Romero lograría que no hubiese devolución de entradas.
Y acertó plenamente el singularísimo empresario manchego, ya que se colgó una tarde más el cartel de no hay billetes. De nazareno y oro Puerta, Romero viste de verde espuma de mar y Paco va como su compadre, de nazareno. Diego, Curro y Paco, una terna que nunca se había reunido en Sevilla y que, por cierto, nunca más volverán a juntarse en su tierra. Sí lo harán dos años más tarde en Madrid, y con un éxito aplastante con los tres a hombros por la Puerta Grande de Madrid, también, por cierto, con toros de Benítez Cubero.
Expectación enorme tras enterarse el personal de cómo queda la terna, pero es una expectación hija de la ilusión que acarrea ver juntos a los tres. La rivalidad de los dos cameros se ve estimulada con la presencia de unDiego Puerta en la cima del toreo y que llega a este jueves de Feria con el esportón lleno de orejas. Las ha cortado en sus dos tardes anteriores, una el lunes con toros de Núñez en compañía de Camino y El Cordobés y tres a la corrida de CelestinoCuadri formando terna con el mexicano Joselito Huerta y, otra vez, Paco Camino.
Romero trae otro bagaje muy distinto, pues no ha logrado tocar pelo en sus dos tardes anteriores. La primera fue el domingo con toros de Alipio para Fermín Bohórquez, Jaime Ostos y Manuel Cano El Pireo. La otra es el día anterior, miércoles, ya reseñada en la que Manuel Benítez formó un alboroto. Por lo que respecta a Camino, había cortado una oreja en la de Núñez y se fue de vacío en la de Cuadri a causa de la espada. Así es como llegan los tres emblemáticos toreros de Sevilla a la calle Iris en este jueves preñado de luz y de ilusión.
A la hora de la verdad, dos toreros con la vida resuelta mientras que la corrida es un cartucho para Romero que no puede desaprovechar. Pero pasa que ninguno parece tener la vida totalmente encarrilada pues al cornetín de Diego, que no le corta las orejas al primero de la tarde por la espada, se alistan los dos cameros para que la tarde vaya encarrilada de pitón a rabo. En el cuarto, toda la tauromaquia de Diego sale a relucir. Variadísimo con el capote mediante una sinfonía de verónicas que fueron contestadas por Curro con un quite excelso a la verónica más pura que imaginarse pueda. Con la muleta, Diego estuvo en Diego Puerta para cortarle las dos orejas a Carpintero, un bravísimo toro de Pepe Benítez Cubero.
Curro se reencontró consigo mismo en una de tantas resurrecciones como vivió en su carrera. Este jueves de Feria del año de gracia de 1965 fue una de esas tardes gloriosas que cimentaron su leyenda inmarcesible. En el primero pinchó varias veces y todo quedó en clamorosa vuelta al ruedo. Al quinto, Balconero de nombre, lo cuajó de principio a fin y en el recuerdo quedó para siempre la larga cordobesa con la que remató un quite dejando al toro perfectamente colocado para el caballo. Todo el repertorio romerista surgió, la plaza era un manicomio y sólo cortó una oreja porque mató a la última. Tras este toro, Curro compartió las ovaciones con Diego y Paco, a los que sacó a saludar.
La tarde la redondeó Paco Camino con una lección de arte y sabiduría con el lote menos colaborador del encierro. Siempre por encima del toro, Paco fue muy ovacionado en el tercero para cortarle la oreja al sexto gracias a una faena llena de torería, enjundia y capacidad para darle al toro lo que el toro demanda. Al final del festejo, los tres toreros, el ganadero y el mayoral dieron la vuelta al ruedo ante un público enardecido por la memorable tarde de toros vivida. Ese jueves de Feria, en la plaza de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Sevilla vivió en su plaza una explosión de sevillanía.
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